sábado, 14 de noviembre de 2009

El álgebra se puede tocar,... al menos en la Semana de la Ciencia de Bilbao



Los alumnos y alumnas de segundo de  la ESO del Instituto San Pelaio de Ermua no sospechaban que las pompas de jabón encerrasen tantas matemáticas dentro. Cuando la película de agua y detergente tiene una burbuja de aire dentro busca un punto de equilibrio en el que encierra el mayor volumen posible en la menor superficie. Si no se interviene, forman esferas perfectas, pero con el soplador adecuado se pueden lograr pompas cúbicas o con ángulos de 120 grados. Este tipo de experimentos con pompas sirve para explicar complicadas ecuaciones sobre volúmenes y para que los alumnos se queden boquiabiertos. Esto sucedía en Bilbao, en la carpa instalada en el Arenal con motivo de la Octava Semana de la Ciencia organizada por la UPV y que comenzó el pasado miércoles. Demostraciones como esta en diferentes disciplinas científicas se han podido ver en ella en sendas carpas instaladas en las plazas de los Fueros de Vitoria y del Buen Pastor, en San Sebastián.
Los profesores e investigadores de la Facultad de Matemáticas de la UPV han encontrado la manera de explicar álgebra con pompas de jabón y papiroflexia. "Cuando doblamos el papel, trazamos diagonales, bisectrices... Tenemos más geometría en la cabeza de lo que creemos", explicaba el catedrático (y hábil creador de figuritas de papel) José Ignacio Royo. La idea es que todas las demostraciones científicas en estas jornadas ?cuyo lema es "prohibido no tocar" sean absolutamente tangibles.
Jon Rodríguez, alumno de un instituto de Durango se quejaba, no obstante, de que 12 minutos para cada demostración era poco, por mucho que se pudiera tocar. "Lo que más me ha interesado es el tema de las renovables, [en el stand de Red Eléctrica Española], porque nos estamos cargando el planeta".
Nikita, el robot luchador de sumo de la UPV era otra de las atracciones. A su lado, la catedrática Itziar Cabanes explicaba los principios de la robótica a alumnos de ESO. La mañana de ayer estuvo reservada a los centros de secundaria, aunque el acceso era libre y los curiosos se mezclaban con los estudiantes.
En el resto de espacios, estudiantes de doctorado y profesores, además de monitores de las empresas colaboradoras, buscaban responder a preguntas que iban desde cómo se forman las piedras a cómo elabora Euskalmet el mapa del tiempo. "La vocación científica nace de la curiosidad innata, y exposiciones como estas ayudan a despertarla", explicaba José Antonio González, catedrático de Química en la UPV. A su lado, José y Marga, profesores en los Maristas de Durango, lamentaban que esa vocación esté en horas bajas por razones más bien prosaicas: "Los jóvenes se decantan por otras carreras, porque no asocian la ciencia a sueldos altos".

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