A última hora del último día activo del año, Feijóo presentó las bases para el decreto de la enseñanza de las lenguas que, por primera vez en la historia de la autonomía, rebajará la presencia del gallego en la educación pública. El decreto, cuya puesta en marcha está prevista para el año que viene en todos los cursos, está en fase de borrador y todavía tiene que ser consultado con los tres partidos parlamentarios (PP, PSdeG y BNG), la Real Academia Galega y el Consello da Cultura Galega (las dos instituciones culturales más importantes en la comunidad). Pero, en cualquier caso, supone una ruptura con el anterior modelo puesto en marcha en 2007 por el bipartito formado por socialistas y nacionalistas, que establecía un mínimo de un 50% de la enseñanza en gallego, los padres marcarán en una casilla de la matrícula cuál es el idioma en el que los niños aprenderán a leer y escribir pero, en Primaria y la ESO, sólo decidirán si sus hijos estudian Matemáticas, Ciencias Sociais e Coñecemento do Medio en gallego o castellano. La lengua del resto de materias la establecerá el claustro del centro escolar, respetando un "equilibrio" exacto entre las dos oficiales, con la progresiva introducción del inglés.
"Pasamos de un decreto que abría la puerta al monolingüismo", afirmó en referencia a la normativa del bipartito que llevaba el gallego a un mínimo del 50% de materias, "a uno que procura el plurilingüismo". Puertas afuera de San Caetano, 3000 personas convocadas vía Internet por la plataforma Queremos Galego, improvisaron una marcha por Santiago contra las intenciones del Ejecutivo.
El borrador establece que en la enseñanza primaria las familias escogerán "por mayoría", según el conselleiro, la lengua de Coñecemento do Medio y Matemáticas. En la ESO, los padres opinarán sobre Matemáticas y Ciencias Sociais y el consejo escolar de cada centro aprobará el resto en "una propuesta horaria equilibrada". Para los alumnos de Bacharelato, todo el poder de decisión recaerá en el órgano rector de cada instituto. Las votaciones, en cualquier caso, se producirán cada cuatro años.
La opción de elegir se extenderá a los libros y al material didáctico. “Los libros de texto estarán redactados en la lengua en que se imparta cada materia pero los alumnos podrán utilizar el libro que quieran”, anunció ayer el propio presidente en la presentación del nuevo texto.
La clave del decreto es la enseñanza trilingüe. Si no hay profesores de inglés suficientes en el centro para cubrir el 33% de las horas lectivas en lengua extranjera, el Consello Escolar, previa consulta a los padres, repartirá el resto de las asignaturas entre gallego y castellano.
Teniendo en cuenta la escasez de docentes de lengua extranjera en el sistema educativo de Galicia, se incrementará el porcentaje de gallego y castellano en cada curso. La Xunta exige a los centros que en el ajuste de asignaturas equipare el peso de las dos lenguas cooficiales. En todo caso, el porcentaje de gallego o castellano será siempre superior al tercio establecido como mínimo en el borrador.
La clave del decreto es la enseñanza trilingüe. Si no hay profesores de inglés suficientes en el centro para cubrir el 33% de las horas lectivas en lengua extranjera, el Consello Escolar, previa consulta a los padres, repartirá el resto de las asignaturas entre gallego y castellano.
Teniendo en cuenta la escasez de docentes de lengua extranjera en el sistema educativo de Galicia, se incrementará el porcentaje de gallego y castellano en cada curso. La Xunta exige a los centros que en el ajuste de asignaturas equipare el peso de las dos lenguas cooficiales. En todo caso, el porcentaje de gallego o castellano será siempre superior al tercio establecido como mínimo en el borrador.
Feijóo, ante la mirada atenta del responsable de Política Lingüística, Anxo Lorenzo, y el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, aseguró que "sólo la libertad garantiza el conocimiento" y habló de "blindaje del equilibrio entre gallego y castellano". Sobre la desigualdad de las condiciones sociales de partida de cada idioma, recordó que "el gallego no quedó atrás ni siquiera cuando no estaba en la escuela, no lo va a hacer ahora". "Este Gobierno trabaja desde la transversalidad, porque la promoción del gallego no se reduce únicamente a la muy importante educación".
El presidente de la Xunta insistió en su habitual discurso lingüístico y se refirió a la intención de "trasladar el consenso que existe en las calles a las aulas". Respeto a los objetivos que persigue la nueva legislación, se remitió a la proposición no de ley con la que el grupo popular se descolgó del acuerdo del decreto de 2007: "Equilibrio total entre gallego y castellano; los alumnos tendrán libertad para elegir en qué lengua hablan y escriben; se asegurará la competencia en las lenguas oficiales y los padres elegirán la vehicular en Infantil". El conselleiro de Educación negó que el particular sistema de consultas se fuese a extender a otras cuestiones del currículum escolar.
A pesar de la pretensión de "consenso" de Feijóo y de la estrategia del Gobierno de dejar la presentación del decreto para última hora, la oposición ya había adelantado su perspectiva sobre los planes de Educación. Para el secretario general del PSdeG, Manuel Vázquez, Alberto Núñez Feijóo conduce al país "a la paralización y la división también en el campo lingüístico". No ahorró munición el líder socialista, quien acusó al partido de la derecha de "trasladar la tensión contra el idioma a las aulas". De política "irresponsable" sobre la principal señal de identidad de Galicia calificó Vázquez la reforma lingüística de la Consellería de Educación.
Desde el campo nacionalista, el portavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, también arremetió contra la Xunta. Y se centró en el sistema de votación de los padres. "El currículum escolar lo deben marcar los poderes públicos, legitimados democráticamente", argumentó, "porque a nadie se le ocurre que se vote la introducción en las aulas del creacionismo o la conveniencia de no estudiar matemáticas". Para el diputado del Bloque, los populares se desvían así de los "verdaderos problemas de la educación, el cierre del grifo de la financiación de la enseñanza pública y el aumento de dinero para la privada". El portavoz nacional Guillerme Vázquez redujo la operación del nuevo decreto a "reforzar el castellano frente al gallego".
Queremos Galego, convocantes de la multitudinaria manifestación del 18 de octubre y de la marcha improvisada ayer en Santiago, ha llamado junto con la CIG a un paro general en la enseñanza el 21 de enero. "Se verá el rechazo de la comunidad educativa al nuevo decreto en una jornada histórica", vaticinaron. La decisión de anular el documento del anterior Gobierno ha despertado las críticas de la oposición y de varios grupos sociales. En paralelo a la presentación del nuevo decreto, la plataforma Queremos galego ha reunido en Santiago a cientos de personas que se han manifestado para responder a la "nocturnidad y alevosía" con la que, a su juicio, actúa la Xunta al presentar este documento "en pleno período vacacional".
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