jueves, 23 de octubre de 2008

Nuevo Nobel de Economía

En medio de la turbulencia, el jurado del Premio Nobel le otorgó el galardón en economía a un joven profesional nacido en los Estados Unidos en 1953, y graduado de las Universidades de Yale y de MIT. El joven es Paul Krugman, autor de: La era de las expectativas limitadas, Ensayos sobre la tasa de cambio flexible, La inestabilidad de la tasa de cambio y Vendiendo prosperidad, entre otras.
Este economista, irreverente y persistente crítico de la economía de derecha puesta en práctica en los Estados Unidos, muestra la relación entre los economistas y los políticos, los intentos de los políticos de encontrar economistas que tengan ideas que puedan empaquetarse y la manera en que los economistas conciben ideas y tratan de traducirlas en influencia política.
En la discusión incorpora aspectos que tocan con el origen partidista de las acciones, llegando a señalar, por ejemplo, que el texto Vendiendo prosperidad, lo concibió como un ensayo más o menos partidista, pues en esa época los conservadores todavía ocupaban la Casa Blanca y él es liberal, es decir, cree en una sociedad que grava a los acomodados y utiliza los ingresos recaudados para ayudar a los pobres y a los desgraciados. Le enfurecía, dice, la forma en que utilizaban la mala economía y los espurios éxitos que alegaban para justificar un programa que ayudaba a los ricos y perjudicaba a los pobres y tampoco hacía nada por la economía.
A propósito de esto, con gracia relata que un economista de origen indio explicó en una ocasión su teoría personal de la reencarnación a sus alumnos de doctorado: "Si sois economistas buenos y virtuosos", les dijo, "os reencarnaréis en físicos. Pero si sois malos y perversos, os reencarnaréis en sociólogos".
Un sociólogo quizá diría que esta cita demuestra cuál es el problema de los economistas: quieren una disciplina que se ocupe fundamentalmente de los seres humanos y tenga la certeza matemática de las ciencias puras. No cabe duda de que hay demasiadas matemáticas en las revistas de economía, ya que la elaboración matemática es una manera tradicional de disfrazar una idea banal. Pero los buenos economistas saben que el autor de la frase se refería a una cosa totalmente distinta: a la clara dificultad de la materia.
La economía es más dura que la física; pero, afortunadamente, no lo es tanto como la sociología, concluye. En la descripción que hace sobre el desarrollo de la economía norteamericana, señala que para la generación posterior a la segunda guerra mundial, el país tenía una 'economía mágica'. Parte de la magia era medible: en menos de 30 años todo se duplicó; es decir, los ingresos reales del trabajador representativo, la renta real de la familia representativa, el consumo per cápita eran el doble de altos alrededor de 1972, que a finales de los años 40. Pero las cifras no trasmitían por sí solas la asombrosa sensación de opulencia y optimismo económico que invadía al país. La gente daba por sentado que la economía continuaría generando un nivel de vida material cada vez más alto. Pero; esa magia desapareció a partir de 1973.¿Por qué desapareció la economía mágica? A pesar de que se han escrito muchos libros sobre el tema, Krugman sostiene que la verdadera respuesta es que nadie sabe. Muchas son las explicaciones; pero, miren la paradoja, las que han tenido más aceptación, son completamente falsas desde el punto de vista lógico y empírico. El problema estriba en que, decir que 'no lo sabemos', no es repuesta muy alentadora.
Resulta especialmente insatisfactoria para los políticos, que tienen que enfrentarse a un electorado cada vez más pesimista y airado. Entonces ¿qué hacer? Buscar nuevos magos. En esa tarea se estaba, cuando vino la debacle.

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