miércoles, 15 de abril de 2009

´Mates´ sin fórmulas mágicas


Que nadie nos engañe: las matemáticas son complicadas, resultan difíciles para los alumnos y alumnas y no existen fórmulas mágicas para enseñar a los adolescentes los secretos que encierran las ecuaciones, los números y las letras. Ellos lo saben y, aún así, han decidido luchar contra la evidencia desde sus puestos de trabajo. Son profesores de Secundaria en tres institutos de la ciudad. "Hacemos un triángulo", bromea Santiago López, profesor del Ramón Otero Pedrayo; uno de los ponentes en la conferencia que ayer se celebró en la Domus, con motivo de las jornadas Luns con ciencia que, cada primer día de la semana, intentan ahondar en algún campo científico. Xosé Enrique Pujales, del centro Fernando Wirtz, Santiago López, del Otero Pedrayo, y Gonzalo Temperán, del Instituto Monelos, se subieron ayer al escenario del auditorio de la Domus para contar sus experiencias como profesores y como editores de publicaciones de divulgación científica en los centros en los que trabajan. El concepto cambia de un boletín a otro y es que en unos trabajan los alumnos directamente y en otros lo hacen a posteriori. Para el moderador de la mesa redonda, el profesor universitario Francisco Álvarez Fontenla, el problema de que las matemáticas no sean del agrado de todos los alumnos reside en que hay profesores que no utilizan el método correcto para enseñarlas. "No es que los profesores las hagan divertidas, es que son divertidas", sentencia Álvarez Fontenla, que tiene ya algunos métodos estudiados para hacer atractiva la enseñanza de esta asignatura cuyo suspenso no se ve tan trágico como el de otras materias. "El teorema de Pitágoras, aunque después haya que aprenderse la fórmula, puede explicarse primero con un puzzle", comenta el profesor, que opta por plantear objetivos y retos a los alumnos y por enseñarles a reflexionar, en lugar de que se estudien directamente unas fórmulas que acabarán olvidando. Para Santiago López no existen métodos mágicos que le ayuden a hacer que su materia sea bien aceptada entre los adolescentes y es que existen prejuicios e ideas, no siempre ciertos, de que hay partes muy difíciles en las matemáticas. "Si el profesor se aburre va a aburrir a los alumnos", dice Álvarez Fontenla. "Busco hacer algo diferente a la tiza y el encerado en mis clases", rebate el profesor del Otero Pedrayo que, desde hace ya una década, publica boletines centrados en las matemáticas para y con sus alumnos. "Empezamos Gonzalo Temperán y yo en 1999, cuando éramos profesores en el Otero Pedrayo, con un boletín que se llamaba DousPiErre, cuando unos años después él se fue para el instituto de Monelos, creó Tetractis y nosotros, en el Otero Pedrayo, Matesis", explica Santiago López, que se ha visto involucrado en la organización de multitud de actividades, como la Olimpiada Matemática que tiene como sede el instituto en el que trabaja y como las experiencias que, un día al año, lleva a los centros de toda la ciudad a mostrar en el parque de Santa Margarita los descubrimientos de todo un curso dedicado a la combinación de sustancias y a la mezcla de números y símbolos para hallar un resultado llamativo. "Las matemáticas son más que una asignatura, son una manera de razonar y de enfrentarse a la realidad", resumen los profesores, que están de acuerdo en que la manera de enseñar influye y que, el hecho de tener materiales, como proyectores y laboratorios en los que hacer experiencias, son una ayuda para vencer la barrera que existe entre los alumnos y las cuentas. "En las matemáticas, como con otras asignaturas, cuenta el aprendizaje. Nuestro trabajo es hacerlas atractivas, mostrar a los alumnos su belleza y transmitirles la pasión y la ilusión que crean. Cuando te enfrentas a un problema, aunque sea pequeño, superarlo te produce una gran satisfacción y eso es lo que hay que lograr", explica el profesor Xosé Enrique Pujales, que ejerce en el Instituto Fernando Wirtz y que edita la publicación Hipatia; el único de los tres boletines en el que los alumnos no participan directamente, sino que lo hacen cuando ya está terminado. El uso de las nuevas tecnologías es también un incentivo para los alumnos y alumnas y para el profesorado que buscan en ciencias como la informática las matemáticas que están escondidas en ellas, para hacer atractiva una parte de la asignatura a los aficionados a los ordenadores. Coinciden en la necesidad de impedir que el suspenso en matemáticas sea tolerado y, aunque están de acuerdo en que pueden ser apasionantes, preciosas y divertidas, saben que no son un juego y que, por mucho que lo intenten, para algunos seguirá siendo un "hueso".

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