Barbara Hendricks es una dama de la música y una mujer comprometida que considera que la lucha por los derechos humanos y la lucha por el arte «son un mismo combate». Artista multidisciplinar, compagina sus raíces norteamericanas del jazz y el gospel con su carrera operística. Y se queda con todas ellas. «Los diferentes estilos son como hablar distintas lenguas y me siento afortunada por poderlos cantar», asegura desde París. «Todas las formas de la música hablan de lo mismo: de las emociones, de los sentimientos sobre la vida». Como ejemplo, el pasado año grabó un disco homenaje a Billie Holiday, una de sus cantantes de jazz de referencia y a la que, según algunos, se parece.
La soprano nacida en Arkansas, aunque nacionalizada sueca y residente en Europa, actuará en el Palacio Euskalduna de Bilbao el próximo 26 de mayo, en un concierto que interpretará los 24 'lieder' de 'Winterreise', de Franz Schubert.
Pero Barbara Hendricks también desarrolla una no menos importante labor social, sobre todo en favor de los refugiados y los derechos de los niños, y es colaboradora de las Naciones Unidas en estas materias. En el año 2000 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Artes por su defensa de los derechos humanos y su contribución a la cultura. Transcribo una entrevista publicada en http://www.elcorreodigital.com
- Viene a Bilbao con 'Winterreise' de Schubert, inspirado en poemas de Wilhelm Müller, una pieza muy conocida por usted. ¿Por qué la ha elegido y qué tiene de especial?
- Es una obra maestra y he tenido que merecerme el derecho a cantarla. Schubert la escribió al final de su vida y yo la canto al final de mi carrera. Es un regalo para mí misma después de interpretar 'lieder' durante cuarenta años. Un cantante verdiano, cuando interpreta 'Falstaff', alcanza todo el lenguaje de Verdi. Lo mismo sucede con Schubert y 'Winterreise'.
- Es una cantante que aborda diferentes estilos, pero debutó con el jazz. ¿Su corazón es todavía funda mentalmente jazzístico?
- Es musical. Vivo para la música y sus emociones. Lo que me motiva es participar con los demás de los sentimientos que transmite la música. Los diferentes estilos son como hablar distintas lenguas, algo que se suma a la riqueza de mi propio estilo.
- Canta blues, jazz, ópera... ¿Qué le aporta cada género?
- El canto ha sido toda mi vida. Mi voz es diferente según el idioma que hable, lo noto. No sé si la razón está en la musicalidad de cada lengua. De ahí mi interés en explorar diferentes estilos y formas de interpretar.
- Billie Holiday, Mozart, Schubert... ¿Cómo casan en vida?
- Sin mezclarlos. Me gusta la variedad en la cocina, soy una persona muy curiosa, me gusta aprender, investigar, saber, en definitiva.
- Se graduó en Matemáticas, que están íntimamente relacionadas con la música. ¿Cómo le sirve esto a la hora de cantar?
- Las matemáticas sirven para todo en la vida, ya que te enseñan a razonar, a resolver problemas. Pero sobre todo me han dado disciplina para mí misma, una disciplina que no es para nada opresiva sino que me facilita ser libre.
- Como cantante, ¿qué le queda aún por hacer?
- Siempre aprendo. No quiero seguir interpretando lo mismo en los años que me restan en activo. Me gusta regresar de vez en cuando a los 'lieder' que conozco de siempre, pero no me puedo quedar en el pasado, debo seguir adelante aunque sé que tendré que parar. Los viajes, los aeropuertos, las esperas suponen un infierno para mí, pero cuando subo al escenario doy el cien por cien.
- Además de artista, tiene una importantísima labor solidaria ¿Cómo nació esa necesidad de denunciar injusticias y ayudar?
- Esto viene de mi infancia, de la niña que todavía soy, porque los niños son los que más sienten las injusticias, incluso dentro de la familia; se indignan con ellas. No he perdido a la niña que me mantiene con los pies en el suelo y que se rebela con las injusticias que encuentra a su alrededor.
- ¿Cree que su posición y su fama en los escenarios facilitan esa lucha por los derechos humanos?
- No siempre. Me permite hablar con la prensa como ahora, por ejemplo, pero debo tener cuidado porque a veces surgen desconfianzas, sobre todo cuando eres famoso. Siempre expongo claramente mis ideas para que no se produzcan malos entendidos sobre cuál es mi papel en cada momento y marco la línea entre mi vida profesional y la humanitaria. Porque si apareces en la prensa del corazón, si no diferencias tu trabajo de tu labor en un proyecto de ayuda, el mensaje llega confuso. Mi esfuerzo es para que este mensaje llegue claro. Pero también creo que la lucha por los derechos humanos y la lucha por el arte son un mismo combate. Cada uno de nosotros debe poder conocer y sentir qué es la música, qué es la literatura, qué es la pintura. Así aparece en la declaración de los Derechos del Hombre.
- Su empeño actual está en los refugiados.
- Generalmente son problemas muy complicados que tienen una solución todavía más complicada. En estos momentos falta voluntad política de solucionarlo y de que llegue a la opinión pública, que es la que empuja a los políticos a hacer cosas.
- Nos encontramos en un momento de crisis económica mundial y los gobiernos están tentados de reducir los fondos de sus programas de ayuda. ¿Cree que existe un serio peligro para algunos países o planes de desarrollo?
- Sin duda. Los refugiados no pueden votar. Si los gobiernos deciden suprimir o recortar una ayuda no pueden hacer nada. Por ello es necesario que nosotros forcemos a los políticos a que no abandonen la solidaridad y que comprendan que si en veinte años no se toman medidas todo empeorará. Detrás de esta crisis está el ganar más dinero rápido y fácil y ahora estamos pagando una pesada factura por los años de locura. Y no es el momento de encerrarse y olvidar los planes de ayuda incluso a nivel nacional o local.
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