La Universidade de Santiago (USC) acaba de excluir de su servicio de residencias (SUR) para los próximos 12 meses a 57 usuarios del mismo debido a su bajo rendimiento académico. Si bien los criterios de penalización aplicados por el equipo del rector Senén Barro en este campo parecen objetivamente laxos incluso, pues basta con superar entre un 40 y un 50% del curso para no perder el derecho a alojamiento subvencionado, tampoco es menos cierto que matricularse de determinadas asignaturas no contribuye mucho a cumplir objetivos.
Popularmente, se las conoce como materias hueso, la antítesis de las anheladas marías. Y se cuentan por decenas. Entre aquellos que las imparten hay hasta quien califica por debajo del cinco siete de cada diez exámenes que corrige. Además, en el conjunto de la institución suman 18 los profesores que otorgan más suspensos que certificados de apto: seis en Física, cuatro en Química y dos en Matemáticas, mientras los demás se reparten a razón de uno por centro entre Derecho, Xeografía, Farmacia, Historia, Filosofía y Enxeñaría Informática.
En el marco de su progresiva adaptación a la normativa europea, la USC viene de difundir otra tanda de minuciosos anteproyectos para convertir las viejas licenciaturas y diplomaturas en los nuevos grados. Gracias a la publicación de esas memorias y otras anteriores, ahora cualquiera puede conocer, con sumo detalle y carrera a carrera, las tasas de abandono en cada facultad, sus ratios de eficiencia... y los niveles de éxito, un índice que relaciona el volumen global de créditos presentados a evaluación con los logrados.
De acuerdo con esos datos, para cuyo cálculo se utilizaron cifras del 2007, Enxeñaría Química I lidera el ránking de las asignaturas más difíciles de superar en los campus compostelanos, dado que por convocatoria solamente lo consiguen un 30,5% de los alumnos. En el segundo lugar de la clasificación se sitúa Historia Moderna de España, con apenas un 39,7% de puntuaciones suficientes. Entretanto, el tercero lo ocupa la peor pesadilla de los aspirantes a juez, letrado y profesiones análogas: Romano, unas clases donde hace dos años, sobre un total de 339 aprendices, al docente solo convencieron 141. El cuarto y quinto peldaño corresponden, respectivamente, a Métodos Matemáticos III, con un 56,6% de fracasos y a Introducción ás Ecuacións Diferencias Ordinarias, con un 55,8.
Por último, los alumnos y alumnas de Enfermaría en los campus de Santiago y Educación Social rivalizan por liderar el ránking de aquellos de la USC que tardan menos tiempo en completar su formación. Estructuradas en tres cursos para estudiantes modelo, ambas diplomaturas se vienen a conseguir, por término medio, en 42 meses. Por contra, convertirse en licenciado en Matemáticas exige al común de la gente casi un década de dedicación. Tampoco les van a la zaga los matriculados en Medicina, pues, de cada cien, siete invierten más de diez años en sacar la carrera adelante.
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