Desde la llama de una vela, Rubén Vicente despliega fractales que apuntan al infinito. Se advierte en esta Exposición de fotografías la aparición de elementos matemáticos como la proporción áurea, los polígonos regulares y la sucesión establecida por el matemático italiano Fibonacci: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, etcétera, donde cada elemento resultante es la suma de los dos anteriores. Este patrón rige muchas formas de la naturaleza, como los caparazones de los moluscos, así como la disposición de las semillas de los girasoles, en forma de espiral con funciones logarítmicas. Un grupo gira en sentido horario y otro en el antihorario. Las abejas también tienen relación con las series de Fibonacci, en la colocación de las celdas de una colmena, en las que sólo hay una ruta posible para ir a la siguiente celda, dos hacia la sucesiva y luego tres y luego cinco.
Si se colocan dos láminas planas de vidrio en contacto y se proyectan rayos de luz sobre ellas que las atraviesen, algunos, dependiendo del ángulo de incidencia, las atravesarán sin reflejarse, pero otros sufrirán una reflexión. El rayo que no sufre reflexión tiene sólo una trayectoria posible de salida; el que sufre una reflexión tiene dos rutas posibles; el que sufre dos reflexiones, tres trayectorias, el que experimenta tres reflexiones, cinco... La misma historia. El fotógrafo explica que dio con esta serie por azar: "Grababa unas cosas y necesitaba verlo de una manera inmediata a través de la televisión. De forma casual enfrenté sin querer la imagen del vídeo al televisor y se produjo una especie de fogonazo. Mi primera sensación fue de asombro". Al conectarse el emisor y el receptor y comunicarse en la misma dimensión espacio temporal se produce un efecto de retroalimentación donde se crea una multiplicación de una misma imagen.
Rubén llamó aquello "la mirada al infinito". Asistía a un fenómeno de amplificación de la luz que reproducía, según el giro de la cámara y el manejo del zoom esas formas naturales que aparecen en los caracoles, pero también en las galaxias, en las turbulencias borrascosas, en los cúmulos de estrellas, en el desagüe del lavabo. La materia y la energía por sí mismas funcionan según una mecánica que sigue pautas, leyes y fórmulas matemáticas. Ahora se desarrollan teorías de la lógica interna de los fractales, los helechos, los copos de nieve, las ramificaciones de los árboles secos, las costas, los nervios de las hojas y hasta los rayos de tormenta. Leonardo de Pisa, apodado Fibonacci, vivió en el siglo XIII. Antes que él matemáticos indios del siglo XII habían investigado los patrones rítmicos que se formaban con sílabas o notas de uno o dos pulsos. Desde la fotografía, ha vuelto a surgir el milagro.
LUGAR: Zphoto (c/ Argensola, 5).
FECHA: Hasta el 5 de diciembre
HORARIO: Lunes a Sábado, de 10.30 a 13.30 y
de 17 a 20.30.
No hay comentarios:
Publicar un comentario