"Déme un número cualquiera y encontraré algo interesante o curioso en él",
afirma el matemático británico Marcus du Sautoy, que acaba de publicar en España
"Los misterios de los números", con el que demuestra que las matemáticas
gobiernan nuestras vidas y pueden ser también divertidas.
Catedrático de matemáticas de la Universidad de Oxford, Du Sautoy, de 47
años, es también un gran divulgador de las ciencias exactas entre el público,
con libros como "La música de los números primos" y "Simetría", escribiendo
columnas para los diarios The Times y The Guardian o presentando programas de
televisión para la BBC.
Con "Los misterios de los números" (Acantilado), Marcus du Sautoy pretende
mostrar cómo las matemáticas influyen en la vida cotidiana de las personas,
afectan a determinados comportamientos de la naturaleza o pueden servir para
predecir aspectos del futuro.
En una entrevista con Efe, Du Sautoy se declara "un adicto" a los números
primos, aquellos que no son divisibles por otros números solo por sí mismos y por la unidad, por su especial
relación con elementos de la naturaleza, como los átomos o los pétalos de las
flores, y al que dedica el primer capítulo de su libro.
Así, Du Sautoy muestra el interés de las antiguas civilizaciones por estos
números, revela anécdotas como la de una especie de cigarra en EEUU que
permanece bajo tierra durante 17 años -número primo-, relata la carrera por
lograr el mayor número primo conocido y confiesa, con humor británico, que sus
hijas estuvieron a punto de llamarse 41 y 43.
Pese a su debilidad por los números primos, Du Sautoy asegura que no existe
una clasificación de números "excitantes" y "aburridos", porque "suponiendo que
hubiera 'números aburridos', se podría considerar al más pequeño de ellos, y ya
tendría algo interesante sólo por ser 'el más pequeño de los números
aburridos'".
En éste ámbito, indica que "los números capicúa no tienen un especial interés
matemático, porque están relacionados con la forma de escribirlos en base 10", y
que "si se utiliza la base binaria, sólo con ceros y unos, probablemente dejará
de ser capicúa, mientras los números primos lo son independientemente de la
grafía en que se escriban".
Considera también Du Sautoy que un buen matemático "podría ganarse la vida
con el juego, porque ha sido probado" por algunos jugadores que se embolsaron
mucho dinero en los casinos utilizando métodos matemáticos para analizar
determinadas reglas o series de números ganadores durante períodos
suficientemente amplios.
"Uno de los mensajes de este libro es que te puedes hacer millonario con las
matemáticas", indica sin complejos Du Sautoy, que apunta que quienes invierten
en los "hedge funds", o fondos de inversión de alto riesgo, "son de algún modo
jugadores matemáticos, y hacen bastante dinero".
A través del libro, el lector viaja por las formas que adquiere la
naturaleza, desde los copos de nieve hasta la potencial forma del universo, o se
introduce en los secretos de la criptografía, el mundo de los mensajes secretos
y de la seguridad en el campo de la informática.
Aborda también el autor la capacidad de las matemáticas para hacer
predicciones, y cómo en algunos campos, como la astronomía, acostumbran a ser
muy exactas, pero en otros, como en la meteorología o la economía, es mucho más
difícil adivinar el futuro al ser sensibles a variaciones muy pequeñas.
"En meteorología no se pueden hacer predicciones más allá de 10 días porque
una serie de cambios muy pequeños pueden conducir en una dirección completamente
distinta" a lo previsible, precisa en este sentido Du Sautoy.
"En economía pasa lo mismo, porque es manejada por ecuaciones que son muy
sensibles a pequeñas variaciones", y si bien hay regiones del mundo donde la
marcha de la economía puede ser bastante predecible, "existen grandes áreas
donde un pequeño cambio puede perjudicar el sistema gravemente y donde no puedes
hacer predicciones", avisa el autor.
"De todos modos -puntualiza- las matemáticas te pueden ayudar, en el sentido
de saber en cuál de esas regiones tienes que ir con cuidado porque las cosas
pueden ser conflictivas".
Du Sautoy pretende que su libro sea también útil para que maestros y
profesores puedan visualizar cómo se pueden enseñar las matemáticas buscando
historias o situaciones que conecten con los alumnos.
Si enseñas a los estudiantes a utilizar las matemáticas para ganar en juegos
como el Monopoly, esto será útil para abordar después cuestiones más técnicas,
considera Du Sautoy, que concluye que "explicar historias es el mejor método
para que el interés por las matemáticas se introduzca en la mente de los
chicos".
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