domingo, 14 de diciembre de 2008

La Universidad de La Rioja tributa un emotivo homenaje a la profesora de matemáticas que falleció en accidente de tráfico


La Universidad de La Rioja celebró ayer el Seminario de Informática más triste de su historia ( el seminario de informática de la UR llevará a partir de ahora su nombre ) . Fue el primero sin Mirian Andrés, a quien a partir de ahora recordará esta cita anual que organiza el departamento de Matemáticas. Un accidente de tráfico cuando se dirigía a Granada para participar en un congreso de álgebra computacional dejó huérfanos a todos sus compañeros que ayer le rindieron un emotivo homenaje.
El aula 104 del Edificio Luis Vives se quedó pequeña. Junto a sus padres (en la foto, durante el homenaje), hermanos y otros familiares estuvieron presentes alumnos, compañeros y representantes del equipo rectoral que, durante una hora de recuerdos, no pudieron reprimir su dolor. Las lágrimas fueron las tristes protagonistas. Enfrente, tal como era, Mirian les sonreía desde el cartel de las jornadas.
El botellín de agua fue el mejor aliado de Julio Rubio, director del grupo de investigación del que formaba parte Mirian, durante su intento de glosar la figura de la que fue su compañera. «Era una persona alegre, humana, detallista, que siempre se acordaba de nosotros y que era feliz cuando nos veía a los demás felices», recordaba entre lágrimas.
El hueco que deja Mirian, «la que por timidez puso sus tutorías en la hora del café, es irremplazable. Este grupo siempre estará incompleto. Siempre nos faltará ella».
Con gran entereza, Estela, su hermana, bromeó con la «tozudez y cabezonería de la que ha sido la mejor hermana del mundo» y compartió con todos los infinitos piropos que le han dedicado a su hermana. El recuerdo de su perenne sonrisa y su inmensa entrega a los demás hicieron regresar las lágrimas. «Tenía un corazón tan grande que no le cabía en el pecho. Gracias por todo, Mirian».

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