lunes, 5 de enero de 2009

Requiém por el IBM 650



El ordenador IBM 650 fue el primero que se utilizó en España. Ahora, en la Universidad de Manitoba (Winnipeg, Canadá) ha sido enterrado con todos los honores, casi como si fuese un ser humano, en el campus de la Universidad. Representaba una generación a base de una computadora central, grande, potente y costosa. El primer IBM 650 se instaló en Manitoba en 1960. Fue uno de los primeros ordenadores de IBM y el primero que fue fabricado a gran escala. Desde 1954, fecha de la primera venta, hasta 1962, se produjeron dos mil unidades. En 1955 fue presentada la unidad auxiliar opcional, que constaba de una memoria de ferrita, pequeña pero rápida, de tres registros índices de cuatro dígitos.

Por aquellos años, finales de los 50 y la década de los 60, se especuló mucho con que los esfuerzos científicos individuales pudiesen quedar relegados a un papel secundario o pudieran ser sustituidos por formas de investigación menos imaginativas o puramente mecánicas. En este sentido, Stanislaw Ulam, que trabajó en Los Álamos en el proyecto de la bomba atómica y colaboró con Edward Teller en la construcción de la bomba de hidrógeno, escribió, con una clara visión de futuro, que esos temores, a los que nos hemos referido, carecen en general de base y que “es mejor considerar el computador como un excelente auxiliar para la manipulación y representación de símbolos. Incluso los pensadores más abstractos suelen estar de acuerdo en que el simple hecho de escribir unos símbolos sobre un hoja de papel contribuye a aumentar su concentración, y aunque no sea más que en este aspecto –que no es precisamente trivial- las nuevas máquinas electrónicas aumentan nuestra memoria efectiva y proporcionan una maravillosa extensión de nuestros medios para la experimentación con símbolos en las ciencias”.
La idea de emplear medios mecánicos para la realización de operaciones aritméticas es muy antigua. Los griegos ya construyeron calculadoras de cierto tipo y el ábaco es tan antiguo, que no es fácil calcular su origen. En el siglo XVII, Pascal ideó una máquina, que realizaba operaciones aritméticas. También Leibniz, que fue cofundador del cálculo infinitesimal, esbozó lo que hoy podríamos llamar pensamiento automatizado. Pero fue Charles Babbage quien, en 1833, inventó la que llamaría “máquina analítica”, y fue de hecho el primer ordenador, con unidades de memoria. Pero fue, en 1944, cuando un ingeniero Presper Eckert y un físico, John W. Mauchly, construyeron el ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer), que estaba diseñada para realizar una sucesión específica de cálculos. Fue el matemático John von Neumann, quien trabajó en llevar a cabo un programa que pudiera ser modificado a voluntad, sin necesidad de revisar los circuitos del computador.

Por aquellos años empezó a hablarse de inteligencia artificial y se discutió hasta qué punto una computadora podía considerarse inteligente. Los trabajos de Wiener, Rosenblueth y Bigelow fueron determinantes en este campo. El futuro hoy se vislumbra con los ordenadores cuánticos. Porque el porvenir de la Física está hoy ligado a la Mecánica Cuántica. Y aquí reside el futuro y el porvenir de la ciencia y, como consecuencia, de la técnica, pues ambas, ciencia y técnica, están llamadas a ir juntas en el desarrollo del pensamiento humano. Por aquellos años 50 y 60, escribía Minsky, que los logros conseguidos por las máquinas son importantes en sí mismos; “pero más interesantes y significativos aún que los programas realizados son los métodos que intervienen en ellos”.

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