Es Licenciada en Matemáticas. Y trabaja de funcionaria de justicia. También arbitra partidos de baloncesto. Pero su gran pasión son los deportes de contacto. Loli Muñoz, una barcelonesa de 33 años, es la mejor boxeadora española de toda la historia.
"Siempre me han gustado las matemáticas, pero mi momento de plena felicidad es cuando estoy en un ring", argumenta Loli, campeona del mundo de kick -boxing, de full-contact, de thai-boxing y de k1. "Y campeona moral de boxeo", añade cuando rememora su combate por el título mundial ante Layla McCarter en Las Vegas, en 2008.
"Fui algo temerosa a Estados Unidos, pero el combate lo gané yo, aunque los árbitros dijeran lo contrario. Tardaron ocho meses en enviarme el vídeo. Desde entonces no me siento inferior a nadie", explica Loli, conocida como Sugar Loli por su devoción por las gominolas, que también sufrió dos encerronas en Alemania. Pelear por el título mundial en España es casi una utopia por su elevado coste. Y por la falta de ayudas institucionales.
A Loli, ya de pequeña, le gustaban los deportes de contacto. A los 19 años, tras superar los recelos de sus padres, empezó a boxear y desde hace ocho se entrena con Rafa Martín, ex campeón ibérico de full-contact, en el gimnasio KO Verdún de Barcelona. "El boxeo ha sacado a mucha gente de la marginalidad y de la mala vida. Y exige un plan de entrenamientos muy estricto. Muchísimas horas de dedicación", esgrime Martín para combatir la imagen de que los deportes de contacto son violentos. Su alumna añade: "Violencia es agresividad no controlada. Normalmente, los combates acaban con un abrazo entre los competidores".
De Loli, Rafa destaca su constancia y disciplina. Y ambos comparten su devoción por el mediático Muhammad Ali y, sobre todo, por el rebelde Marvin Hagler.
"Siempre me han gustado las matemáticas, pero mi momento de plena felicidad es cuando estoy en un ring", argumenta Loli, campeona del mundo de kick -boxing, de full-contact, de thai-boxing y de k1. "Y campeona moral de boxeo", añade cuando rememora su combate por el título mundial ante Layla McCarter en Las Vegas, en 2008.
"Fui algo temerosa a Estados Unidos, pero el combate lo gané yo, aunque los árbitros dijeran lo contrario. Tardaron ocho meses en enviarme el vídeo. Desde entonces no me siento inferior a nadie", explica Loli, conocida como Sugar Loli por su devoción por las gominolas, que también sufrió dos encerronas en Alemania. Pelear por el título mundial en España es casi una utopia por su elevado coste. Y por la falta de ayudas institucionales.
A Loli, ya de pequeña, le gustaban los deportes de contacto. A los 19 años, tras superar los recelos de sus padres, empezó a boxear y desde hace ocho se entrena con Rafa Martín, ex campeón ibérico de full-contact, en el gimnasio KO Verdún de Barcelona. "El boxeo ha sacado a mucha gente de la marginalidad y de la mala vida. Y exige un plan de entrenamientos muy estricto. Muchísimas horas de dedicación", esgrime Martín para combatir la imagen de que los deportes de contacto son violentos. Su alumna añade: "Violencia es agresividad no controlada. Normalmente, los combates acaban con un abrazo entre los competidores".
De Loli, Rafa destaca su constancia y disciplina. Y ambos comparten su devoción por el mediático Muhammad Ali y, sobre todo, por el rebelde Marvin Hagler.
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