Los cuatro candidatos elegidos escapan al estereotipo del estudiante excelente. Eso sí, tienen en común haberse sentido distintos en algún momento de su vida. Álvaro Santos, que en octubre empieza Arquitectura, cree que esta experiencia le ha dado la oportunidad de poder discutir "durante horas" sobre asuntos de los que con la gente de su grupo, "salvo una o dos personas", no puede hablar. Alfonso Alhambra, futuro informático y matemático, cree que ha habido "muy buen rollo": "A lo largo de mi vida he echado de menos a alguien con quien comentar ciertos temas".
Pero, ¿se han pasado la semana hablando de física cuántica? "Que va, lo que está muy bien es que puedes estar hablando de cosas tontísimas y, luego, pasar a temas que no tocas en tu ambiente natural", dice María Teresa Chicote, que estudiará Historia del Arte. Rebeca Méndez confiesa que tenía miedo antes de llegar porque sabía que iba a haber gente muy estudiosa. "Y yo no sé de muchas cosas". Pero a esta futura maestra de Educación Infantil "le encantó el ambiente". "Llevaba un tiempo sintiéndome rara", reconoce.
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