Este año impone retos y hacer ciencia es uno de ellos. La declaración de 2009 como Año de la Matemática en Cuba impulsa a hacer. Y el primer paso es "encantar" con esta especialidad a los jóvenes, "desencantados" desde que estudiar Matemáticas pasó a ser trampolín para otras carreras; desde que la orientación profesional quedó como asignatura pendiente; desde que muchos dejaron de comprender cuán importante es un matemático y desde que otras especialidades brindaron más fácil realización personal y material.
Así, las aulas universitarias no acogían a más de 10 matemáticos, algunos sentados en ellas por error. También se sumó a la caída el cierre de la especialidad en la Universidad Central de Las Villas (UCLV). Pero los tiempos que corren traen nuevos aires. Los 30 años cumplidos por la Sociedad Cubana de Matemática y Computación y la declaración del Año de la Matemática han puesto bien alto el listón.
El doctor Luis Ramiro Piñeiro, en la foto, es un enamorado de los números, de la Universidad de La Habana (UH) y de la facultad de Matemática y Computación que dirige allí. Con la misma vehemencia que habla de la especialidad explica los problemas que aquejaron y aún aquejan la formación de matemáticos, no obstante los cuales considera el actual desarrollo de la carrera superior al de décadas anteriores.
"Hoy contamos con más de mil licenciados en Matemática, graduados con la Revolución; más de 200 doctores y una alta cifra de master en ciencias. Tenemos una maestría en Matemática acreditada de excelencia en la UH y otra en proceso de acreditación en la UCLV. También está acreditada de excelencia la carrera en las tres universidades donde se estudia", argumenta el decano de la Facultad.
Entonces ¿dónde están los problemas? Según Ramiro, el primer obstáculo hoy está en la poca formación de matemáticos y matemáticas, en las graduaciones muy pequeñas. "Durante muchos años —refiere— sostuve que la carrera de Matemática era como el basurero de la educación superior. Como siempre había plazas vacantes, los estudiantes que no obtenían carreras ingresaban en la especialidad. Llegamos a matricular 40 jóvenes, pero solo dos o tres estaban interesados y preparados. El resto la iniciaba para cambiarla luego por otra especialidad, lo cual creó una imagen de ineficiencia".
La cifra de graduados en Matemática de la UH ronda la decena, situación agudizada en las demás provincias del país. En Villa Clara la carrera estuvo cerrada durante muchos años a causa de las bajas matrículas. Hace algún tiempo reabrió pero continúa el ingreso siendo bajo y solo dos o tres se gradúan. Este año la situación mejora y en primer año hay 15 estudiantes. Pero todavía existen provincias centrales donde no se gradúa ningún matemático, lo cual compromete el desarrollo del país, explica Piñeiro.
Urge cambiar la imagen que tiene la sociedad del matemático, considera el decano: "Suele suponerse que el matemático lo único que hace es dar clases y muchas veces son los padres quienes desestimulan a los jóvenes con esa falsa creencia. ¿Cómo vamos a estudiar una carrera tan difícil para terminar frente a un aula?, se preguntan los estudiantes".
La realidad es otra. La Facultad forma un matemático de perfil amplio en cuatro años de estudio, con un conocimiento general de las matemáticas, capaz de insertarse en la sociedad y resolver sus problemas. Cuando los alumnos egresan, necesitan de la especialización y matriculan en maestrías de Matemática Numérica, Estadística, Optimización, Ecuaciones diferenciales y mecánica, Álgebra y Análisis, y Enseñanza de la Matemática.
El gusto por la ciencia surge desde edades tempranas, desde que los niños comienzan a adentrarse en el mundo de los números. Ramiro considera que la matemática que se enseña hoy en las escuelas es memorística. "Nuestros planes de estudio son buenos, están bien concebidos; los respaldan mucha ciencia y pedagogía, pero cuando llegan al aula y el maestro no puede reproducirlos, entonces no cumplen su objetivo. Por ello debemos insistir en la preparación de los profesores de Matemática", afirma.
Ante semejantes retos, los matemáticos del país no se quedan de brazos cruzados. Cálculos bien pensados guían sus pasos para atraer a sus aulas a más y mejores estudiantes. La nueva forma de ingreso a la carrera brinda esperanzas. De ella comenta el profesor Luis Ramiro: "Ahora ingresamos a partir de requisitos especiales. Aplicamos una prueba diferente para cada región del país (occidente, centro y oriente), lo que ha permitido revertir la situación, pues solo se presentan quienes de verdad desean estudiar la carrera. Hoy tenemos 44 estudiantes en primer año de Matemática en la UH y podemos asegurar que todos obtuvieron esta especialidad como su primera opción".
La orientación vocacional también se refuerza, fundamentalmente en los Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Exactas (IPVCE), adonde van los mejores especialistas y los más jóvenes egresados, quienes imparten conferencias, planifican visitas a la Facultad de Matemática y Computación, hablan del plan de estudio y de la importancia de la Matemática, y finalmente realizan un encuentro "a puertas abiertas" en la Universidad al que invitan a todos los estudiantes interesados con sus padres. Allí se les informa sobre las opciones de empleo del graduado y de su capacidad para resolver problemas. De ese modo, la cuenta se rectifica; el resultado empieza a ser otro.
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