Kurt Wüthrich, químico suizo especializado en el estudio de las estructuras de las proteínas, fue galardonado con el premio Nobel en el año 2002 por sus trabajos sobre espectroscopía de resonancia magnética nuclear multidimensional. Durante la semana que ahora termina, participó, en Oviedo, en las sesiones bienales de la Real Sociedad Española de Química que reunieron a 800 profesionales. Wüthrich tiene una personalidad arrolladora, tres titulaciones superiores en ciencias, más otra en deportes que practica con asiduidad y en varias modalidades. Vino a la capital asturiana (España) con una doble intención ya que hace casi 50 años, siendo estudiante, se enfrentó en Alemania al Real Oviedo y le han hecho en www.lne.es la siguiente entrevista que transcribimos:
-¿Mantiene aún un recuerdo vivo del Real Oviedo?
-Sí, en el año 1962, siendo universitario, jugué en Alemania contra el Real Oviedo y nos ganó 8 a 0, fue la mayor humillación deportiva de mi vida. Era un torneo internacional para equipos universitarios. Mi equipo, de Berna, era universitario pero el Oviedo era profesional.
-Y encima entonces estaba en primera y bien clasificado.
-Recuerdo que yo estaba continuamente por el suelo. Por eso quería conocer Oviedo. Jugaba de extremo derecha.
-Como Garrincha.
-No, Garrincha era extremo izquierdo, con aquellas piernas combadas...
-¿Sigue siendo muy deportista?
-Intento serlo aún.
-¿Qué es el deporte para usted? ¿Diversión, filosofía de la vida o salud?
-Necesito hacer deporte porque si no no me siento bien.
-¿Qué hace?
-Corro, nado y esquío. También pesco aunque últimamente no tanto.
-Puede hacer en Asturias todo eso como en Suiza.
-Ah, sí.
-En el deporte se cruzan las drogas con demasiada frecuencia.
-Tengo al respecto una posición oficial como consejero de laboratorios oficiales. Soy miembro de un comité suizo de antidopaje.
-¿Los malos siempre van por delante de los buenos?
-Normalmente es así. Y es así efectivamente porque es muy difícil prevenir lo que no ha ocurrido todavía. Desafortunadamente solo se puede reaccionar. Es difícil actuar por delante.
-Las trampas actuales quizá no se descubrirán hasta dentro de diez años.
-La vida de un deportista profesional es muy insana o al menos muy poco confortable. Tiene que dar un calendario de lo que va a hacer cada día y para todos los días del año. No me puedo imaginar a priori cómo es eso. Si le quieren hacer un control un día y no lo encuentran, eso cuenta como si se hubiese dopado. Controles que no son necesariamente en tiempo de competición sino cualquier día del año.
-Y se propone a la juventud como modelo.
-Por eso hay que estar seguros y trabajar mucho para mantener limpio el deporte.
-¿Es sano forzar así el cuerpo?
-No tiene nada que ver con la salud.
-¿Lo aconsejable, entonces, es el deporte de puro placer?
-Llegué a practicar hasta 25 horas a la semana pero sin sentido profesional y sin sustancias y aún así ahí ya se notan pequeños accidentes y lesiones.
-Sin renunciar a placeres de la mesa.
-Eso es ahora fundamentalmente, en este momento que estamos de descanso. Cuando trabajo, a la hora de comer solo ingiero una manzana y corro una hora.
-¿No es malo tanto ascetismo?
-No.
-Otra cosa, ¿todo es química como aseguran algunos reduccionistas?
-Cuando se afirma que la química es mala habría que pensar qué sería de la vida actual sin investigación química.
-Es frecuente encontrar químicos casi avergonzados de su profesión, insistiendo siempre en que no contaminan.
-No tengo ningún problema en ese sentido: soy un mal químico. No hago compuestos. Analizo la naturaleza y, claro, muy a menudo me enfrento a esos problemas. Estoy más metido en la biología, la biofísica y la genética que en la química en el sentido estricto. Ahí trabajo en métodos químicos para investigar la naturaleza. Eso no poluciona. No produzco moléculas, las analizo. Los que las producen usan mis herramientas para estudiarlas.
-¿Cuántas novedades surgen, por ejemplo, cada semana?
-Los investigadores en química biológica hallan 500 moléculas nuevas cada semana.
-¿Todas útiles?
-No se puede saber de una forma inmediata. Solo el tiempo lo acabará diciendo. Pueden pasar hasta 20 años para que el comité decida que alguien merece el premio Nobel. Pues bien, lo normal es que lleve aún más tiempo ver aplicaciones prácticas.
-¿Quién puede abarcar todo eso?
-Intento estar por encima y ver todo lo que está sucediendo, pero si se quiere ser activo en investigación es necesario especializarse. Si se está por encima de todo y se quiere abarcar todo no puede ver en detalle qué ocurre.
-Lavoisier hoy suspendería.
-Claro, había entonces tan poco conocimiento que era relativamente fácil abarcarlo. Incluso cuando yo era estudiante aún se podía mirar la química en una perspectiva global, pero en las últimas décadas todo ha crecido exponencialmente. Los químicos, además, tenemos mucha responsabilidad, hay que preservar el estándar de la vida, cambiando los procedimientos de obtener moléculas.
-La ciencia, tan poderosa ¿no puede contrarrestar los efectos secundarios negativos? ¿No hay cierta histeria pesimista?
-No soy consciente de que donde estoy exista una representación negativa de la ciencia. Mi experiencia en ese terreno es muy buena. En los diez últimos años he estado muy involucrado en los medios de comunicación y no tengo una percepción negativa.
-La química fue tradicionalmente alemana, ¿y ahora?
-Ese tiempo terminó con la II Guerra Mundial. Después, los EE UU tomaron inmediatamente las riendas. Ahora el centro de gravedad mundial de la química se está desplazando aceleradamente hacia Asia; hacia China, Singapur, Corea y Hong Kong. Apoyan mucho la investigación.
-Los laboratorios ya no tiene el característico olor, los aparatos son casi imposibles de identificar. Parecen oficinas bancarias...
-¿Eso le parecen?
-Cambió mucho el aspecto, las máquinas son muy neutras.
-Depende del área. Hay aún muy poca automatización, por ejemplo, en los laboratorios de química orgánica sintética al menos en relación a lo que ocurre en otras ramas de la ququímica ímica y en general en otras ramas de la ciencia.
-Ya se hace mucha con simulación por ordenador.
-Sí pero no es química en un sentido estricto. Eso sí que no huele.
-¿Hay que ir, al final, al experimento real?
-Pueden reemplazarse muchos experimentos en algunas ocasiones y seleccionar el problema real en el que se quiere trabajar pero eso no es aún química real. Todavía habría que hacerse.
-Todo es química hasta que llegan los matemáticos y dicen que todo es matemáticas.
-Hay que sacar las matemáticas de estas discusiones. Son como la filosofía. Son axiomáticas. Cuando haces computación en química poco tiene que ver con las matemáticas, es ciencia de la información.
-Trabajan con moléculas que realmente son geometría.
-Sí, lo son.
-Luego matemáticas.
-Hice muchísima computación durante mi carrera, soy de los científicos mas citados en ciencia informática, en bioinformática y en biología estructural pero no son matemáticas. Trabajé con físicos teóricos y también lo suyo es muy diferente de las matemáticas. Las matemáticas son filosofía y por otra parte existen las aplicaciones de las herramientas matemáticas en muchas cosas.
-Se dice que si el siglo XX fue la centuria de la química y de la física, el XXI lo será de la biología.
-¿Por qué ahora estoy en un instituto de biología? No, en serio, estoy muy relacionado con la biología desde al menos finales de los sesenta.
-¿Qué demonios es la vida? ¿No es hacer filosofía hablar de la vida?
-Desde el año 1967 trabajo en biología pero tengo las tres carreras, matemáticas, física y química para desde ellas entrar en la biología. Y también estudié deporte.
-¿No ha dado demasiadas vueltas para acabar en la biología?
-Pues también estudié bastante medicina, precisamente cuando estudiaba deporte. Se necesita de todo para tener una visión amplia de la vida.
-Y de pronto suena al teléfono y le comunican que le han dado el premio Nobel.
-No esperaba recibir esa llamada. Estaba dando clase y mi secretaria no quería interrumpirme porque tenía absolutamente prohibido molestarme. Dijo que volvieran a llamar dentro una hora porque estaba ocupado. Insistieron y llegaron a decirle que podía perder su trabajo si no decidía molestarme. Entonces me di cuenta del lío que estaba ocurriendo. Después de hablar por teléfono volví a clase y dije que había terminado por ese día. Llamé a mi mujer y llegó la prensa.
-Y el champán.
-No inmediatamente. Pasaron unas cuantas horas. Me fui por la tarde a un congreso donde daba la conferencia inaugural. Al avión que me llevaba de Zurich a Berlín se le incendió un motor y tuvimos que hacer un aterrizaje de emergencia. Me enviaron un Mercedes grande a recogerme y llegué así a Berlín donde me dieron una gran bienvenida con muchas flores en la habitación que acabó oliendo muy mal.
-¿Pensó, ahora a por otro Nobel o al fin lo conseguí, ya me puedo relajar?
-No se trabaja en ciencia para conseguir el Nobel. Es diferente al deporte, donde tienes una marca e intentas mejorarla y, con suerte, el día de las olimpiadas. En ciencia no es así. Nunca sabes. ¿Qué sucederá con las moléculas que nos están presentando estos días en Oviedo?
-¿La ciencia moderna empieza cuando se pasa de preguntar qué son las cosas a cuestionarse cómo son, cómo funcionan?
-Eso es lo que yo me pregunto constantemente. Es importante saber qué son las cosas antes de conocerlas.
-Por cierto, con esa voz que tiene, parecida a la de Leonard Cohen ¿nunca se dedicó a cantar?
-No, pero lo puedo intentar.
-¿Mantiene aún un recuerdo vivo del Real Oviedo?
-Sí, en el año 1962, siendo universitario, jugué en Alemania contra el Real Oviedo y nos ganó 8 a 0, fue la mayor humillación deportiva de mi vida. Era un torneo internacional para equipos universitarios. Mi equipo, de Berna, era universitario pero el Oviedo era profesional.
-Y encima entonces estaba en primera y bien clasificado.
-Recuerdo que yo estaba continuamente por el suelo. Por eso quería conocer Oviedo. Jugaba de extremo derecha.
-Como Garrincha.
-No, Garrincha era extremo izquierdo, con aquellas piernas combadas...
-¿Sigue siendo muy deportista?
-Intento serlo aún.
-¿Qué es el deporte para usted? ¿Diversión, filosofía de la vida o salud?
-Necesito hacer deporte porque si no no me siento bien.
-¿Qué hace?
-Corro, nado y esquío. También pesco aunque últimamente no tanto.
-Puede hacer en Asturias todo eso como en Suiza.
-Ah, sí.
-En el deporte se cruzan las drogas con demasiada frecuencia.
-Tengo al respecto una posición oficial como consejero de laboratorios oficiales. Soy miembro de un comité suizo de antidopaje.
-¿Los malos siempre van por delante de los buenos?
-Normalmente es así. Y es así efectivamente porque es muy difícil prevenir lo que no ha ocurrido todavía. Desafortunadamente solo se puede reaccionar. Es difícil actuar por delante.
-Las trampas actuales quizá no se descubrirán hasta dentro de diez años.
-La vida de un deportista profesional es muy insana o al menos muy poco confortable. Tiene que dar un calendario de lo que va a hacer cada día y para todos los días del año. No me puedo imaginar a priori cómo es eso. Si le quieren hacer un control un día y no lo encuentran, eso cuenta como si se hubiese dopado. Controles que no son necesariamente en tiempo de competición sino cualquier día del año.
-Y se propone a la juventud como modelo.
-Por eso hay que estar seguros y trabajar mucho para mantener limpio el deporte.
-¿Es sano forzar así el cuerpo?
-No tiene nada que ver con la salud.
-¿Lo aconsejable, entonces, es el deporte de puro placer?
-Llegué a practicar hasta 25 horas a la semana pero sin sentido profesional y sin sustancias y aún así ahí ya se notan pequeños accidentes y lesiones.
-Sin renunciar a placeres de la mesa.
-Eso es ahora fundamentalmente, en este momento que estamos de descanso. Cuando trabajo, a la hora de comer solo ingiero una manzana y corro una hora.
-¿No es malo tanto ascetismo?
-No.
-Otra cosa, ¿todo es química como aseguran algunos reduccionistas?
-Cuando se afirma que la química es mala habría que pensar qué sería de la vida actual sin investigación química.
-Es frecuente encontrar químicos casi avergonzados de su profesión, insistiendo siempre en que no contaminan.
-No tengo ningún problema en ese sentido: soy un mal químico. No hago compuestos. Analizo la naturaleza y, claro, muy a menudo me enfrento a esos problemas. Estoy más metido en la biología, la biofísica y la genética que en la química en el sentido estricto. Ahí trabajo en métodos químicos para investigar la naturaleza. Eso no poluciona. No produzco moléculas, las analizo. Los que las producen usan mis herramientas para estudiarlas.
-¿Cuántas novedades surgen, por ejemplo, cada semana?
-Los investigadores en química biológica hallan 500 moléculas nuevas cada semana.
-¿Todas útiles?
-No se puede saber de una forma inmediata. Solo el tiempo lo acabará diciendo. Pueden pasar hasta 20 años para que el comité decida que alguien merece el premio Nobel. Pues bien, lo normal es que lleve aún más tiempo ver aplicaciones prácticas.
-¿Quién puede abarcar todo eso?
-Intento estar por encima y ver todo lo que está sucediendo, pero si se quiere ser activo en investigación es necesario especializarse. Si se está por encima de todo y se quiere abarcar todo no puede ver en detalle qué ocurre.
-Lavoisier hoy suspendería.
-Claro, había entonces tan poco conocimiento que era relativamente fácil abarcarlo. Incluso cuando yo era estudiante aún se podía mirar la química en una perspectiva global, pero en las últimas décadas todo ha crecido exponencialmente. Los químicos, además, tenemos mucha responsabilidad, hay que preservar el estándar de la vida, cambiando los procedimientos de obtener moléculas.
-La ciencia, tan poderosa ¿no puede contrarrestar los efectos secundarios negativos? ¿No hay cierta histeria pesimista?
-No soy consciente de que donde estoy exista una representación negativa de la ciencia. Mi experiencia en ese terreno es muy buena. En los diez últimos años he estado muy involucrado en los medios de comunicación y no tengo una percepción negativa.
-La química fue tradicionalmente alemana, ¿y ahora?
-Ese tiempo terminó con la II Guerra Mundial. Después, los EE UU tomaron inmediatamente las riendas. Ahora el centro de gravedad mundial de la química se está desplazando aceleradamente hacia Asia; hacia China, Singapur, Corea y Hong Kong. Apoyan mucho la investigación.
-Los laboratorios ya no tiene el característico olor, los aparatos son casi imposibles de identificar. Parecen oficinas bancarias...
-¿Eso le parecen?
-Cambió mucho el aspecto, las máquinas son muy neutras.
-Depende del área. Hay aún muy poca automatización, por ejemplo, en los laboratorios de química orgánica sintética al menos en relación a lo que ocurre en otras ramas de la ququímica ímica y en general en otras ramas de la ciencia.
-Ya se hace mucha con simulación por ordenador.
-Sí pero no es química en un sentido estricto. Eso sí que no huele.
-¿Hay que ir, al final, al experimento real?
-Pueden reemplazarse muchos experimentos en algunas ocasiones y seleccionar el problema real en el que se quiere trabajar pero eso no es aún química real. Todavía habría que hacerse.
-Todo es química hasta que llegan los matemáticos y dicen que todo es matemáticas.
-Hay que sacar las matemáticas de estas discusiones. Son como la filosofía. Son axiomáticas. Cuando haces computación en química poco tiene que ver con las matemáticas, es ciencia de la información.
-Trabajan con moléculas que realmente son geometría.
-Sí, lo son.
-Luego matemáticas.
-Hice muchísima computación durante mi carrera, soy de los científicos mas citados en ciencia informática, en bioinformática y en biología estructural pero no son matemáticas. Trabajé con físicos teóricos y también lo suyo es muy diferente de las matemáticas. Las matemáticas son filosofía y por otra parte existen las aplicaciones de las herramientas matemáticas en muchas cosas.
-Se dice que si el siglo XX fue la centuria de la química y de la física, el XXI lo será de la biología.
-¿Por qué ahora estoy en un instituto de biología? No, en serio, estoy muy relacionado con la biología desde al menos finales de los sesenta.
-¿Qué demonios es la vida? ¿No es hacer filosofía hablar de la vida?
-Desde el año 1967 trabajo en biología pero tengo las tres carreras, matemáticas, física y química para desde ellas entrar en la biología. Y también estudié deporte.
-¿No ha dado demasiadas vueltas para acabar en la biología?
-Pues también estudié bastante medicina, precisamente cuando estudiaba deporte. Se necesita de todo para tener una visión amplia de la vida.
-Y de pronto suena al teléfono y le comunican que le han dado el premio Nobel.
-No esperaba recibir esa llamada. Estaba dando clase y mi secretaria no quería interrumpirme porque tenía absolutamente prohibido molestarme. Dijo que volvieran a llamar dentro una hora porque estaba ocupado. Insistieron y llegaron a decirle que podía perder su trabajo si no decidía molestarme. Entonces me di cuenta del lío que estaba ocurriendo. Después de hablar por teléfono volví a clase y dije que había terminado por ese día. Llamé a mi mujer y llegó la prensa.
-Y el champán.
-No inmediatamente. Pasaron unas cuantas horas. Me fui por la tarde a un congreso donde daba la conferencia inaugural. Al avión que me llevaba de Zurich a Berlín se le incendió un motor y tuvimos que hacer un aterrizaje de emergencia. Me enviaron un Mercedes grande a recogerme y llegué así a Berlín donde me dieron una gran bienvenida con muchas flores en la habitación que acabó oliendo muy mal.
-¿Pensó, ahora a por otro Nobel o al fin lo conseguí, ya me puedo relajar?
-No se trabaja en ciencia para conseguir el Nobel. Es diferente al deporte, donde tienes una marca e intentas mejorarla y, con suerte, el día de las olimpiadas. En ciencia no es así. Nunca sabes. ¿Qué sucederá con las moléculas que nos están presentando estos días en Oviedo?
-¿La ciencia moderna empieza cuando se pasa de preguntar qué son las cosas a cuestionarse cómo son, cómo funcionan?
-Eso es lo que yo me pregunto constantemente. Es importante saber qué son las cosas antes de conocerlas.
-Por cierto, con esa voz que tiene, parecida a la de Leonard Cohen ¿nunca se dedicó a cantar?
-No, pero lo puedo intentar.
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