Paul Samuelson, el primer estadounidense en obtener el premio Nobel de Economía, falleció el pasado domingo, día 13 de diciembre, a los 94 años de edad en su casa de Belmont (Massachusetts).
Samuelson, considerado uno de los padres de la economía moderna, ha influido con sus análisis, teorías y libros a generaciones de estudiantes y economistas, indicó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), al que estuvo vinculado desde 1940.
El premio Nobel, que nació el 15 de mayo de 1915 en Gary (Indiana) y cuyo sobrino es el principal asesor económico del presidente Barack Obama, Lawrence Summers, fue uno de los principales economistas del mundo durante más de cincuenta años.
En 1970, cuando obtuvo el premio Nobel de Economía, el segundo en Ciencias Económicas que otorgaba la Real Academia de Ciencias de Suecia y el primero que concedía a un estadounidense, la institución dijo que Samuelson había hecho más que cualquier otro economista contemporáneo para aumentar el nivel del análisis científico en la teoría económica.
Veintiséis años después, en 1996, cuando recibió la Medalla Nacional de las Ciencias, la mayor distinción científica de EE.UU., el entonces presidente Bill Clinton destacó sus contribuciones a la ciencia económica, especialmente a la teoría del equilibrio y la macroeconomía, y a la enseñanza y la política económica durante 60 años.
Su primer gran trabajo fue Bases del Análisis Económico (1947), también su tesis doctoral, en el que llamó a los economistas "atletas muy entrenados que nunca corren ninguna carrera", y aunque no defendió que las matemáticas podían curar los malos hábitos del análisis económico, sí dijo que eran esenciales.
El economista, conocido por su teoría del equilibrio entre los precios y la oferta y la demanda, explicándola en términos matemáticos, publicó en 1948 el libro "Economía: un análisis introductorio", que se convirtió en uno de los más vendidos en su categoría y que fue el primero en explicar los principios de la economía keynesiana a los estudiantes de las Ciencias Económicas.
El libro de texto, del que se han vendido casi cuatro millones de copias durante los últimos 60 años, ha sido traducido en 40 idiomas y ha alcanzado ya su décima novena edición en inglés.
Samuelson, que deja atrás a seis hijos y 15 nietos, así como a su esposa, cursó sus estudios en la Universidad de Chicago, de la que se graduó en 1935, y en la prestigiosa Universidad de Harvard.
El economista, quien comenzó en 1940 su carrera docente en el MIT, fue asesor del ex presidente John F. Kennedy (1961-1963) y de Lyndon Johnson (1963-1969).
En 1974 fue uno de los 21 economistas que participaron en la conferencia sobre la inflación que organizó el ex presidente Gerald Ford (1974-1977), donde dijo que EE.UU. había sido golpeado por la "stagflation" -la mezcla tóxica de altas tasas de desempleo e idénticos niveles de inflación durante mucho tiempo.
Además del premio Nobel, Samuelson, quien escribió entre 1966 y 1981 una columna en la revista Newsweek, recibió en 1947 la Medalla John Bates Clark, un premio de la Asociación Estadounidense de la Economía que distingue al mejor economista del país con menos de 40 años de edad.
3 comentarios:
El problema no está tanto que las matemáticas se usen como método para pensar y exponer ciertas conclusiones, sino en que se hayan llegado a convertir de facto en el único método válido para pensar y exponer conclusiones en la ciencia económica moderna. Con esta revolución metodológica no sólo se ha llegado a despreciar por acientífico el trabajo esencial de numerosos economistas que prefirieron el lenguaje verbal y la lógica –algunos de los cuales fueron tutores de Samuelson, como Gottfried von Haberler o Joseph Schumpeter–, sino que sobre todo los economistas dejaron de preocuparse por comprender a fondo la realidad.
Así, con el abuso de las matemáticas se ha abandonado la esencia de los problemas para centrarse en su manifestación cuantitativa. Como ya se quejara Hayek en el discurso de su recepción del Nobel: "Se nos llega a pedir que formulemos nuestras teorías sólo en términos que se refieran a magnitudes mensurables. Difícilmente podrá negarse que esta demanda limita arbitrariamente el número de hechos que pueden admitirse como las causas de los problemas que suceden en el mundo real".
Un saludo
Samuelson, de hecho, pontificaba la importancia de las matemáticas por el hecho de que permitían a los economistas alejarse de los pseudoproblemas cualitativos y centrarse en los auténticos problemas cuantitativos. Pero como el gran Fritz Machlup le recordó a renglón seguido, ni todo puede expresarse en lenguaje matemático ni todo aquello que no pueda formularse con precisión en éste deviene irrelevante para las relaciones humanas y, por tanto, para la ciencia económica.
Es más, en la medida en que la Economía se desarrolla en torno al concepto de valor –el ser humano actúa para satisfacer sus fines más valiosos empleando los medios más útiles para ello–, debería resultar evidente que su auténtico objeto de estudio deberían ser las relaciones cualitativas entre los seres humanos y su entorno, dentro de las cuales ya se encuentran, pero no en solitario, las cuantitativas. Reducir la calidad a un simple problema de cantidad demuestra una escasa comprensión de cómo actúan los seres humanos y puede llevarnos a cometer muy graves errores que para más inri no podrán detectarse mediante el razonamiento matemático.
Otro saludo.
Obviamente, ser tan creativo, tan curioso, tan rápido y en tantos campos tiene sus costes. En el caso de Samuelson el coste fue el de equivocarse algunas veces. Casi siempre sobre asuntos marginales o detalles técnicos, nunca sobre temas verdaderamente fundamentales.
El error más famoso tuvo lugar alrededor de 1960, en un debate con Joan Robinson, representante insigne de la Escuela de Cambridge, Reino Unido. Samuelson afirmó que cierto resultado que se cumplía para un sector de la economía de un modelo que habia presentado, era válido para el resto de sectores. La cuestión era bastante marginal en las conclusiones de su modelo, pero su retraso en reconocer esa nimiedad otorgó al contrario una fama de haber "vencido a Samuelson", que le proporcionó reconocimiento una buena temporada: un reconocimiento que el tiempo ha dejado en su sitio.
Las contribuciones de Samuelson a la economía son impresionantes. La teoría de los bienes públicos o su teorema sobre el comercio internacional son probablemente dos de sus aportaciones más conocidas, pero no de las más importantes. Samuelson formalizó las aportaciones de Hicks, destacando la simetría y la existencia de propiedad análogas entre las dos cuestiones fundamentales que debemos resolver en un mercado: cómo toman las decisiones las empresas y los consumidores. Su forma elegante de resolver estas dos preguntas utilizando las herramientas del análisis matemático está presente en los cursos de economía que se enseña en cada rincón del Mundo.
En los últimos treinta y más años de su vida abordó con gran brillantez la resolución de pequeñas cuestiones que el mismo se iba planteando. Ya no era el Samuelson de los modelos de generaciones solapadas que revolucionaba el modo de abordar los problemas del crecimiento económico y la equidad intergeneracional sino la figura del orfebre que va componiendo a partir de pequeñas trozos una pieza singular. Algunas geniales, otras menos, pero todas intelectualmente divertidas y altamente originales.
Creo que le echaremos de menos.
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