domingo, 21 de marzo de 2010

La Junta de Castillan y León (España), identifica y atiende a 81 alumnas y alumnos superdotados en la provincia de León


La Junta tiene identificados a 81 alumnas y alumnos con altas capacidades intelectuales en centros no universitarios de la provincia, el 20% de los 390 que cuentan en la comunidad con un informe psicológico que certifica su superdotación. Representan a menos del 1% de la población escolar, aunque diversos estudios advierten que muchos de estos niños y niñas quedan sin diagnosticar y no reciben por ello la atención necesaria.
La Consejería de Educación reconoce que hay «un número importante sin detectar» y considera que en primera instancia son las familias las que deben aportar la información sobre la conducta y manifestaciones del superdotado en potencia. La determinación del grado de las altas capacidades intelectuales corresponde a los psicólogos y pedagogos, que son los responsables de la evaluación.
Si bien, la sobredotación intelectual exige de un marco adecuado de actuaciones que atienda el ámbito cognitivo y del aprendizaje y el sociafectivo y emocional. Es precisa una aplicación armónica y equilibrada de estos principios para concluir con la integración normalizada de este tipo de alumnos, fin último del programa de atención a la diversidad que administra la consejería de Juan José Mateos.
La mayoría de estos jóvenes sufren frustración por ese desajuste entre la dimensión intelectual y personal. Así lo advierten los expertos. Durante muchos años, las instituciones educativas no han sabido responder a la especificidad de este tipo de alumnado y han dificultado su desarrollo.
Un paso al frente. Ante la falta de programas concretos, la administración autonómica asumió, en la introducción que prologa el Plan de Atención al Alumnado con Superdotación Intelectual (presentado en el 2005), como «prioritario» el desarrollo de «una propuesta de actuación que abarque los ámbitos planificador, normativo y de aplicación de recursos, con objeto de asegurar la adecuada atención educativa» de estos alumnos y alumnas. Acreditó el papel de «primer orden» de los docentes para coordinar, mediar y facilitar el proceso de enseñanza.
Cinco años después de aprobar este programa específico de actuación, la identificación de alumnos con superdotación ha crecido notablemente en la provincia. León tenía sólo 40 alumnas y alumnos superdotados en el curso 2003-2004. Hoy hay más del doble, aunque, indudablemente, faltan muchos en esta estadística.
La conciliación de las distintas medidas y los estudios encargados por la Junta para conocer «hasta qué punto la actual organización del sistema educativo en este campo resulta idónea para proporcionar una respuesta adecuada» ha tenido consecuencias positivas. La tendencia evolutiva de los primeros años en los que se realizaron estudios de la superdotación intelectual mantenía en un entorno estable de 250 la cifra de escolares con capacidades muy por encima de la media. Un año antes de aprobar el plan específico, en el curso 2003-2004, hubo un incremento notable, hasta identificar a 336 alumnos en la comunidad con esta característica.
Hoy hay 390 en Castilla y León, 81 en la provincia. El documento oficial que recoge el programa de atención de la consejería atribuye este crecimiento -”sólo estudia la evolución del 2000 al 2004-” al «avance en el proceso de identificación y evaluación».
Alude también a la identificación temprana de este alumnado para empezar cuanto antes a aplicar medidas de intervención, en lo que coincide con la mayoría de asociaciones de padres y madres de niños con altas capacidades. Si bien, la administración habla de «precocidad intelectual» en vez de «superdotación» en los primeros años de escolarización. En el momento en el que aparece el diagnóstico que certifica la sobredotación intelectual, la consejería del área «inicia un procedimiento que agilice los procesos anteriores a la puesta en práctica de la respuesta educativa». Los profesores de psicología y pedagogía, junto a los equipos de orientación, profesores y tutores, llevan a cabo la identificación de las necesidades específicas de cada uno de los alumnos. «Es un proceso individualizado; un especialista psicopedagógico valora la incidencia, el contexto y otros factores para elaborar el plan de actuación», explican desde la consejería. «Luego se informa a las familias y en aquellos casos en los que se requiere una atención más específica actúa un equipo de atención al alumnado con superdotación», concluyen.

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