domingo, 9 de mayo de 2010

Los escolares de Liébana y Asón (Cantabria - España), los menos hábiles en Lengua y Matemáticas

 
La zona en que vive en Cantabria un escolar determina sus competencias en Lengua y Matemáticas. Así lo establece la primera Evalución de Diagnóstico regional realizada a los alumnos de 4º de Primaria (9 y 10 años), que revela que existen grandes diferencias entre las habilidades lingüísticas de los escolares de Liébana, la comarca del Asón y la del Saja-Nansa, muy alejadas en resultados de los de áreas como Santander, el arco de la bahía o la zona de Miera. También Liébana y el Asón están por debajo de la media cuando se mide la destreza matemática, dudoso honor que, en este caso, comparten con Campoo- Los Valles y el entorno del Pas-Pisueña.
La constatación de esta realidad ha llevado a la Consejería de Educación a declarar las áreas con peor resultado como de 'Especial Acción Educativa', lo que supondrá un refuerzo en horas de lectura y cálculo, las dos materias que se consideran el núcleo duro de las capacidades básicas a dominar.
Sólo Santander y su entorno sobrepasan la media en los dos parámetros analizados. La cuenca del Besaya, (otra de las grandes zonas por número de matrículas), está prácticamente en el promedio. Y ligeramente por debajo de la media se queda la zona de Castro Agüera, también en los dos casos. El área del Pas-Pisueña casi alcanza la media en Lengua, pero da unos pasos atrás en la competencia matemática.
Para procesar los datos, Educación dividió a los participantes en el examen en siete niveles: en el más bajo, no se puede extraer información para valorar al alumno. En el más alto, el niño demuestra una buena resolución de los desafíos que se le proponen, tanto cuando la prueba es lingüística como cuando es numérica. En la primera prueba de Lengua que se planteó, los escolares tuvieron que leer un texto sobre un diente encontrado en Atapuerca y dilucidar qué querían expresar ciertas partes del texto. En la parte de Matemáticas, se les dieron un par de datos de los planetas y se les invitó a contestar a cinco preguntas para las cuales tenían que realizar varios cálculos.
A nivel general, en comunicación linguïstica, la mayoría de los cántabros (el 67%) se sitúa en los niveles 3, 4 y 5. El 25% alcanza el nivel competencial mayor a cinco mientras que sólo el 10,5% se queda en el nivel más elemental. También al medir la habilidad para el cálculo, la mayoría del alumnado se concentra en los niveles 3, 4 y 5. Y como en el epígrafe anterior, una cuarta parte de los estudiantes alcanza el nivel de más de cinco y sólo un 8% se queda en el primer nivel.
En líneas generales, los datos confirman algo que ya se sabía: las niñas son mejores en el terreno linguïstico que los niños, pero éstos las aventajan en todo lo que tiene que ver con los números. Ellas logran 504 puntos en lengua, frente a los 495 que consiguen ellos. Y se da la vuelta a la tortilla con las matemáticas. Ellos suben a los 505 puntos en los cálculos, y ellas se quedan en los 494.
Al tiempo, se ve con claridad que los centros concertados sacan mejores resultados generales que los públicos, algo que se atribuye al mejor entorno socioeconómico de que gozan los alumnos de los primeros. «Existe diferencia entre unos y otros», reconoce Alonso Gutiérrez, Jefe de Evaluación y Acreditación de Educación, que agrega que "si se detrajera el contexto socioeconómico, esta distancia entre los resultados de los escolares no existirían".
Por otro lado, el informe recalca que los niños obtienen mejores resultados académicos cuanto primero se les escolariza. Y que la correlación entre el índice socioeconómico y cultural y el rendimiento individual de los escolares de Cantabria es baja, lo que para la Administración educativa es un indicador de equidad. Además, se resalta que el centro es una variable más influyente que las diferencias individuales a la hora de explicar los contrastes en los resultados.
Los datos que enmarcan el estudio señalan que el 91% del alumnado al que se le hizo la prueba estaba en 4º de Primaria en su año idóneo. Es decir, que sólo el 9% lleva retraso respecto al curso en que debe ir por edad. Apenas un 0,5% son críos con altas capacidades y, además, un 9,7% del total de niños necesita a los 11 años algún tipo de apoyo específico para salir adelante con éxito y, de este porcentaje que precisa refuerzo, la mayor parte se ubica en centros públicos.
Finalmente, el 9,5% de los niños que pasaron la prueba son extranjeros: un 6,7% de ellos ocupa pupitre en centros concertados y un 11,2%, en los públicos.
Las conclusiones de este examen son accesibles para cualquiera que esté interesado un año después de haberse realizado la prueba, a través de la página web de Educación.

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