Las matemáticas se han convertido en un elemento inherente al póker y los buenos jugadores son aquellos que desarrollan un sentido afinado de la probabilidad. A grandes rasgos, éstas pueden ser las dos grandes conclusiones a las que se llegó en la "1ª Jornada sobre el Mundo del Naipe" organizada por la Universidad Politécnica de Madrid, y de la que hemos informado con anterioridad en el Noticiario Matemático.
A simple vista, puede resultar algo chocante relacionar estas dos (¿antagónicas?) disciplinas, ya que, hasta ahora, siempre se había considerado el póker como un juego de azar, en el que la buena suerte al recibir las cartas era vital.
Pero cada vez más, se está reconociendo la importancia del jugador y que su habilidad es muy decisiva para ganar partidas. Una clara muestra de lo que digo la encontramos en el artículo del farol de Chris Moneymaker en las WSOP de 2003, y que puedes mirar AQUÍ, ya que un buen farol convierte en ganadora una mano a la que el azar no había concedido tal privilegio. Aunque si Farha hubiera sido capaz de calcular sus probabilidades de llevar una mano ganadora, otro gallo hubiera cantado... Tendré que desenpolvar mis viejos libros de matemáticas...
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