jueves, 30 de diciembre de 2010

Geografía en el metro de Barcelona (España)


Aprender historia, tecnología, geografía, matemáticas o física fuera del aula y de una forma extremadamente práctica, sin que nada parezca indicar que se está aprendiendo. Esta vendría a ser, a grandes rasgos, la esencia de los talleres de adaptación curricular del programa Èxit, ideados por el Consorci d'Educació de Barcelona para que alumnos de segundo ciclo de ESO --de 14 a 16 o 17 años-- que sufren fracaso escolar adquieran los conocimientos básicos, en grupos mucho más reducidos que en una clase ordinaria y de una forma «muy experimental».
Miércoles, 10 de la mañana. Las alumnas y alumnos adscritos al programa Èxit del IES Pau Claris -centro con una altísima tasa de alumnos inmigrantes- llegan al centro del control del metro de la Sagrera. Les recibe Eva, técnica de información de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). Entran en una sala de reuniones y la joven empieza la presentación. Pese a que la atención del adolescente auditorio es desigual, los chavales preguntan y responden a las explicaciones de la paciente informadora. Casi sin darse cuenta, los chicos (y los profesores que les acompañan) aprenden cosas como que la primera línea que se construyó en el metro fue la L-3, y no la L-1, y que sumando todas las líneas del suburbano se podría llegar hasta Manlleu (a 82 kilómetros de Barcelona), Lloret de Mar (a 76), a Cunit (a 59) o Súria (a 80).
La del centro de control del metro es solo una de las 10 sesiones de TMB es mou per l'educació, programa que pretende que los chicos aprendan «en un entorno laboral real».
«No se trata de prácticas en empresa» --señala Clara Balaguer, técnica del Consorci-, ellos están allí para aprender, no para trabajar, pero allí, además de la adaptación curricular, «se dan cuenta de que la formación es importante para el futuro». Y, para que se adapten al entorno, la sesión matinal en el centro de control incluye el almuerzo en el comedor de los trabajadores.
Tras el almuerzo, llega la hora de la verdad. Poner en práctica lo visto -las cámaras desde las que se controlan todas las estaciones-, oído y quién sabe si aprendido.
Los jóvenes se sientan en una mesa muy profesional y les reparten los problemas. Primero: «¿Si un día laborable en la L-1 circulan 24 trenes y en un festivo 21, cuántos circularon durante el primer trimestre del 2010?» Y otro más: «TMB dispone de 138 estaciones. Si sabemos que de estas están adaptadas para personas con movilidad reducida el 66,7%. ¿cuántas estaciones están adaptadas?».
El convenio entre TMB y el Consorci se firmó en septiembre, aunque el curso pasado ya se llevó a cabo una exitosa prueba piloto con alumnos de los institutos Joan d'Àustria y Salvador Espriu.

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