lunes, 27 de abril de 2009

¿Sabe usted cuál es la mitad de cuatro quintos?...


Desde niños con mochila que llegaban de la mano de sus padres a adolescentes acneicos y casco de moto en el brazo. La Facultad de Matemáticas de la Complutense se llenó el pasado viernes por la mañana con 3.500 escolares, de 422 centros madrileños. "Venir un sábado por la mañana a hacer un examen ya dice mucho de los chavales", decía un profesor. Y es que el barullo montado en la facultad un día no lectivo se debía al XIII Concurso de Primavera de Matemáticas. Era la segunda y definitiva fase, para cuatro niveles desde 5º de Primaria a 2º de Bachillerato, para los alumnos preseleccionados en sus centros.
Para Diego, de 11 años y alumno del colegio público Ciudad de Nejapa, era la segunda participación. "Sólo he dejado una en blanco, la 19", contaba orgulloso a la salida del primer examen de la mañana, el de los alumnos de 5º y 6º de Primaria. "Sí, la 19 era bastante complicada...", asentía su compañera María. Dejar en blanco no estaba tan mal porque en la prueba, de 25 preguntas, se daban dos puntos para las no contestadas. "Es para que lo piensen bien y no respondan porque sí", explicaba Joaquín Hernández, uno de los organizadores. Y es que la intención de los 13 profesores que forman la Asociación Matemática Concurso de Primavera es precisamente ésa: "Despertar la capacidad de ingenio, la lógica". Por eso los problemas huían de la mecánica y la memorización. No sirve con ponerse a estudiar 15 días antes, dicen. Ni las calculadoras o reglas, prohibidas. Sólo papel y boli. "Te acostumbras a la calculadora y te cuesta hasta la cuenta más tonta", confesaba Raquel tras la prueba de los de Bachillerato.
Aunque algunos sí que habían estado entrenando. A Gerardo Gutiérrez, que estaba "un poco nervioso" antes de la prueba de 3º y 4º de ESO, su profesora le había dejado un libro con problemas de otros años. Así que llevaba varios días ensayando en casa, con sus padres. "A veces nos picamos con los problemas, hasta discutimos", aseguraba.
Y es que los padres eran también protagonistas en la Facultad. Acompañando hasta el aula, deseando suerte... y poniéndose enseguida a resolver los problemas a la salida de sus hijos. "La verdad es que no hace falta ayudarle con los deberes", decía orgulloso el padre de Irene Perales, a la que le había parecido difícil la prueba. "Mi asignatura favorita es las naturales, pero las matemáticas se me dan bien", contaba la niña, de 14 años. A Sarai, de 18, también le había parecido complicada su prueba de Bachillerato. "Algunos problemas son difíciles... casi imposibles".
Las mates tampoco son lo preferido de Diego Trompeta, de 17, aunque ya era la segunda vez que participaba en el concurso. "Si tuvieran una aplicación más directa...", decía al salir de la prueba. No creía tener oportunidades de estar entre los 150 mejores, que recibirán un diploma. A los tres mejores de cada nivel se les dará también "un regalito". Será el próximo miércoles, en el salón de actos de la Facultad, que se volverá a llenar de chavales y padres orgullosos.

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