Más de 20 niños de diversos países aprenden matemáticas en Calvià (Mallorca - España) con un método japonés utilizado desde hace medio siglo en todo el mundo y que acaba de llegar a la isla, tal como explican desde el centro de aprendizaje Kumon. Su responsable en Palmanova, Alice Liljedahl, inauguró ayer de forma oficial las instalaciones, en la calle Miquel dels Sants Oliver, y afirmó que el método Kumon no sólo es bueno para las matemáticas, sino que también permite "incrementar la capacidad de concentración" de los niños, que "pueden hacer más de lo que creen". El objetivo del método Kumon, llamado así por el profesor que lo creó, es que los alumnos puedan desarrollar un "comportamiento autodidacta, así como confiar en sus posibilidades para resolver cualquier reto". El aprendizaje es individualizado, debido a que cada niño "asimila los conocimientos de forma distinta", y se imparte en clases extraescolares dos veces por semana y con deberes específicos que los estudiantes realizan en casa cada día durante diez minutos con la supervisión de los padres.
Desde su creación en 1954, se ha extendido a 25000 centros de 45 países, incluida España, donde se imparte desde 1991 en ciudades como Madrid y Barcelona.
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Entrega de notas en el colegio y... de nuevo una baja calificación en matemáticas. Más de un padre ya no sabe cómo ayudar a su hijo para que mejore su rendimiento escolar. Hace más de medio siglo, un japonés llamado Toru Kumon vivió con su hijo Takeshi la misma experiencia que actualmente sufren miles de progenitores.
En su deseo de ayudarle, Kumon, que ejercía como profesor de matemáticas, decidió tomar parte activa en la educación de su hijo. Consultó varios libros y seleccionó únicamente los puntos que consideró realmente necesarios para que Takeshi fuese aprendiendo y dominando los conceptos de los cursos superiores con seguridad. Así fue como del amor de un padre a su hijo nació el método Kumon, un sistema educativo que siguen 1.807 alumnos valencianos en los 26 centros implantados en toda la Comunitat.
El secreto del método, que se imparte como una actividad extraescolar, es que mediante ejercicios de cálculo numérico -desde el nivel de Educación Infantil hasta Bachillerato- permite desarrollar el máximo rendimiento en cualquier área en los estudios de cada alumno, según señala Gema Rivera, coordinadora del centro piloto del método Kumon en la Comunitat Valenciana.
Generar confianza
La metodología es sencilla, pero requiere de la implicación tanto de los chavales como de sus padres. La constancia es clave para lograr el éxito, por ello es necesario dedicar de 15 a 30 minutos a la práctica cada día del año. «Los ejercicios están diseñados para que el tiempo que se les dedique sea efectivo. No es tan importante cuánto sino que se haga con la máxima concentración», explica Rivera.
Antes de comenzar con el método, los alumnos realizan un test previo para determinar su nivel de conocimientos real, «no importa la edad que tenga o el curso escolar en el que está, lo relevante es cuánto sabe en este momento». Esta prueba permite asignarle un punto de partida que le resulte sencillo. «Generamos en él confianza, para que no vea las matemáticas con rechazo y también se familiarice con la forma de trabajo».
Para Toru Kumon era clave lograr que los niños aprendieran por sí solos en lugar de que alguien les enseñe. Por eso cuando ideó el método lo hizo pensando en que su hijo tuviera las herramientas para resolverlo y avanzar solo. Y así es como lo hacen cada día los seguidores del método.
Cada vez que pasan a un tema aparecen ejemplos y pistas sobre cómo resolver los ejercicios. «Eludimos siempre que sea posible la explicación para que el alumno haga el esfuerzo de deducir y razonar todos los conceptos nuevos y desarrolle un comportamiento autodidacta», destaca Rivera. De hecho, si se comete un error se le marca con una señal para que analice dónde ha fallado y lo corrija. Esta calificación se hace cada día -bien los asistentes o los padres- para que el alumno concluya diariamente su tarea con todos los ejercicios correctos.
Lo que Toru Kumon empezó tímidamente en el segundo piso de su casa en 1954 tiene presencia ya en 45 países en todo el mundo y lo estudian desde bachilleres hasta niños de sólo dos años.
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