Stephen Hawking, posiblemente el científico más famoso del mundo, se jubiló ayer como titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, conocida como 'La Silla' y cuyo segundo ocupante fue nada menos que Isaac Newton, el padre de la Física. Hawking no deja el puesto por cansancio, ni siquiera por la enfermedad que le mantiene inmóvil en su silla de ruedas, sino por tradición: en enero cumplió 67 años, edad a la que sus 16 antecesores dejaron el cargo. Cambridge no ha nombrado todavía al nuevo ocupante de la plaza.
El hecho de que Hawking deje la cátedra no significa que vaya a dejar de trabajar en Cambridge. El cosmólogo ocupará un nuevo puesto como Director de Investigación en su actual Departamento, el de Matemática Aplicada y Física Teórica, que encabezaba desde 1979. Además, seguirá desempeñando el cargo de Director de Investigación del Superordenador Cosmos y colaborará con el Centro de Cosmología Teórica, según explicó ayer la propia universidad a través de una nota. No va a tener tiempo para aburrirse.
Stephen Hawking se ha convertido en el sabio más popular de finales del siglo XX y principios del XXI a pesar de estar especializado en física teórica, una disciplina casi indescifrable para los profanos. Estudiante brillante pero bastante juerguista, pasó por Oxford antes de llegar a Cambridge, donde fue alumno de Fred Hoyle, padre del término 'Big Bang', con el que estudió Cosmología pero de quien no llegó a ser discípulo. Ya en esta universidad y cuando contaba 22 años empezó a sufrir los síntomas de la enfermedad que ha condicionado su vida y que le ha convertido en un ejemplo de superación, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), un mal neurodegenerativo incurable que causa una parálisis progresiva pero que no afecta al cerebro. Poco a poco, el científico dejó de hablar, de escribir a mano, de caminar, de ponerse en pie y, por fin, de moverse en absoluto. Pero mientras este proceso terrible seguía su marcha sin remedio, la mente de Hawking no dejó de trabajar en ningún momento.
Como científico, sus logros son numerosos. Es conocido sobre todo por haber teorizado sobre los agujeros negros, de los que dedujo que no eran negros del todo, porque debían de emitir algún tipo de radiación. Hoy en día esas emisiones son conocidas como 'Radiación de Hawking'.
Los temas sobre los que trabaja Hawking son de todo menos sencillos: el 'Big Bang', los agujeros negros, modelos alternativos de universos, la mecánica cuántica... Sin embargo, el científico ha demostrado su capacidad para hacerlos accesibles al público no especializado. En 1988 publicó 'Una breve historia del tiempo', un libro de divulgación del que se vendieron millones de ejemplares en todo el mundo y que se reedita continuamente. Este 'best seller' científico le convirtió en una celebridad y popularizó su imagen, la del sabio de la silla de ruedas y el sintetizador de voz con el que se comunica.
Stephen Hawking ha recibido todo tipo de premios y reconocimientos, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que recogió en Oviedo en 1989. La cultura popular le ha dedicado numerosos homenajes, y así se ha convertido en personaje animado en las series de dibujos 'Los Simpsons', 'Futurama' y 'Padre de familia'. Además, se le han dedicado numerosas canciones y su voz electrónica figura en discos de grupos tan dispares como Pink Floyd y Turbonegro. Él mismo ha participado con gusto en este tipo de homenajes informales. Como aficionado a la ciencia ficción interpretó a su propio holograma en un episodio de 'Star Trek, la nueva generación'. En la escena, Hawking ganaba una partida de póker al androide Data, Albert Einstein... e Isaac Newton.
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