martes, 8 de diciembre de 2009

Un equipo de cerebros de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) irá al mundial de programación



Son amantes de los números, los algoritmos, las estadísticas, los cálculos de posibilidades y la informática. Son unos rayos de luz y esperanza para la ciencia más dura en una época en que la popularidad de las matemáticas está a la baja, en unos tiempos en que mucha gente joven que trabaja, por ejemplo en una panadería necesitan la calculadora de la caja para saber cuánto suman una barra de cuarto de 80 céntimos y un cruasán de 75.
Ellos, todo lo contrario, son chavales que en la ESO se aburrían en la clase de mates, porque ellos, a esa edad, ya sabían muchísimo más que el profesor. Son estudiantes que compaginan dos carreras beta a la vez, y ambas con notas sobresalientes. Serán los representantes de España, y los mejores del suroeste de Europa, en la gran final del Mundial de programación informática con la cabeza, el mes de febrero en la fría Harbin, una ciudad en Manchuria, en el extremo norte de China.
Ellos son, Josep Àngel Herrero, (23 años, de Barcelona), Marc Viñals (21, Palamós) y Lander Ramos (21, Cádiz), son tímidos y por eso, contra su voluntad, estrellas en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Lo suyo es calcular, no hablar. Cifras en lugar de letras. ¿Los típicos empollones? ¿Cuántas horas diarias dedican a sus estudios? «Demasiado pocas. No sé, cuando hay exámenes cinco horas al día o un poco menos», dice Viñals.
El ampurdanés estudia, igual que el gaditano Ramos, tanto Matemáticas como Informática a través del Centre de Formació Interdisciplinària Superior (CFIS) de la UPC, donde se dan todas las facilidades a los estudiantes brillantes para simultanear dos carreras. «Lo que aprendes en Matemáticas te puede ir muy bien en la otra carrera», explican. Y les ofrece más salidas al mercado laboral.
Que se lo cuenten a Herrero, que además de Matemáticas está acabando Ingeniería de Telecomunicaciones. Ya ha recibido una oferta de Google para ir a trabajar a la sede central en California. Solo le falta firmar el contrato. «Ya hice una beca de nueve meses en Google. Además, este tipo de empresas se fijan mucho en los que ganan el concurso».
El concurso se llama oficialmente Campeonato Internacional de Programación de Universidades (ICPC en sus siglas en inglés). Se juega en equipos de tres, que tienen cinco horas para resolver cada uno de los 10 problemas de matemática aplicada; lo calculan con la cabeza, lo apuntan con papel y lápiz, y solo utilizan el ordenador para pasar la solución a limpio. Los tres de la UPC ganaron este mes la previa en Madrid resolviendo siete de los 10 complicadísimos problemas en 1160 minutos.
«Cada año, el nivel sube. Si ves los problemas de hace siete años, los tendríamos resueltos en unos minutos», dice Herrero. El equipo de la UPC, que se ha bautizado Sense Mans, aspira a superar la mejor clasificación de la historia de un equipo español, también de la Politècnica, que quedó 15°. «Ya que vamos, queremos llegar a lo más alto, pero es muy difícil. Los equipos chinos, por ejemplo, se encierran durante semanas para entrenarse, quedan liberados de los estudios. Nosotros, sin embargo, tendremos exámenes en enero», cuentan.
Mientras, van ejercitando sus cerebros bajo la supervisión de su entrenador, Salvador Roura, profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos que desde hace años organiza la selección de los mejores. «Primero hacemos un concurso dentro de la UPC. Seleccionamos los nueve mejores y con ellos formamos tres equipos», explica. Equipos multidisciplinares: siempre hay uno al que le va mejor un problema que al compañero. ¿El secreto para ganar? «Hay que hacerlo correcto y rápido». ¿Y tener un poco de suerte? Lander Ramos casi se ofende: «No, esto no es cuestión de suerte, hay que saberlo».

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