lunes, 24 de mayo de 2010

Falleció Martin Gardner (1914-2010), el escritor científico que guió a varias generaciones


Por desgracia la vida es corta, los científicos están muy ocupados y los chiflados se empeñan en escribir montones de libros y artículos”, escribió alguna vez.
Martin Gardner fue longevo y examinó por todos nosotros miles de libros, teorías, ensayos y afirmaciones de cientos de chiflados, farsantes y, desde luego, de autores buenamente convencidos de que sus ideas (ingenuas, delirantes, pseudocientíficas o todo a la vez) no sólo eran ciertas, sino que iban a poner patas arriba todo lo que la ciencia había dado por bueno en el inseguro, lento y provisorio proceso de crear conocimiento.
Martin estudió filosofía en la Universidad de Chicago, se apasionó por las matemáticas y fue ilusionista aficionado. Pero, sobre todo, se consagró al periodismo científico y a la literatura. Publicó más de setenta libros.
Fue su ópera prima, Fad and fallacies in the name of science (Modas y falacias en el nombre de la ciencia, 1957), la que animó al filósofo Paul Kurtz, al ilusionista James Randi, al psicólogo Ray Hyman y al sociólogo Marcelo Truzzi a crear en 1976 el CSICOP (hoy Center for Inquiry (CSI), al que luego se iban a sumar Isaac Asimov, Philip Klass y Carl Sagan.
Eran tiempos de extraña soledad para quienes decidieron hacer un hueco en sus rutinas para encender velas en la oscuridad.
Hoy encontramos en cualquier librería, o podemos descargar de la web, cientos de títulos dedicados a desenmascarar falsas ciencias. Pues bien: Gardner estuvo entre los primeros y fue autor de las obras más lúcidas y documentadas, ocupándose de figuras, doctrinas y libros de creciente influencia antes de final de siglo XX, como la Cienciología de L. Ronald Hubbard, el Psiconálisis de Sigmund Freud y sus seguidores, la locura de las abducciones, el auge de la cirugía psíquica, el creacionismo o la poco tranquilizadora afición de ciertos políticos a tomar decisiones basándose en el horóscopo.

Gardner se hizo popular por divulgar la buena ciencia a partir de la mala o la falsa ciencia y por sus obras sobre juegos matemáticos, pero también fue autor de ensayos, filosofía y ficción. Escribió sus primeros artículos de divulgación científica en Scientific American (1956-1986). Sus columnas en The Skeptical Inquirer (1983-2002) fueron publicadas como obras de recopilación y traducidas al español, entre ellas La ciencia. Lo bueno, lo malo y lo falso (Alianza Editorial, 1988), Orden y sorpresa (Alianza Editorial, 1987), La nueva era. Notas de un observador de lo marginal (Alianza Editorial, 1990) o Extravagancias y disparates (Alcor, 1993).
Su estilo frontal fue polémico. Pero el rigor periodístico y el ácido humor con que pasaba revista a las disciplinas y autores que diseccionaba lo volvieron fuente de consulta obligada, incluso entre el mismo ambiente paranomalista que él cuestionaba: de cada tema que abordaba se convertía en un especialista.
En ¿Tenían ombligo de Adán y Eva? (Debate, 2001), su última obra traducida al español, Gardner expresó su esperanza con claridad: “No espero que ninguno de mis libros, y tampoco este, altere la manera de pensar de nadie, pero si alguna vez ayudan a un lector receptivo a descartar una creencia insensata, habrán servido para algo más que para proporcionar entretenimiento y risas a los escépticos”.
Falleció el pasado sábado 22 de mayo, en Norman, Oklahoma. Tenía 95 años. Descanse en paz.

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