martes, 18 de mayo de 2010

Lluís Solsona, alumno de 1.º de bachillerato del IES Jaume Balmes de Barcelona, ha ganado las Proves Cangur


Antes de que nadie piense que es un engreído, Lluís Solsona, estudiante de 17 años, deja las cosas claras: "No destaco por aprenderlo todo de forma muy rápida, lo que hago es trabajar". Lluís ha quedado primero en las Proves Cangur de este año en el nivel de primero de bachillerato, un concurso que mide las habilidades matemáticas de los alumnos catalanes desde tercero de ESO hasta segundo de bachillerato. Es la tercera vez que se presenta –lo hizo en los cursos correspondientes de la ESO, pero no tuvo suerte– y la primera que un alumno de su instituto, el Jaume Balmes de Barcelona, queda campeón.
En las matemáticas no hay medias tintas. "Tenemos alumnos que, o van muy bien, o muy mal", explica Jaume Porta, profesor de la materia en este instituto. Lluís está en el primer grupo, "y podría dar mucho más de sí, pero hay que equilibrar el nivel en la clase", remarca el profesor. Pese a la animadversión que despiertan los números a buena parte de los estudiantes, otros los encuentran interesantes, les motivan y les llevan a enfrentarse a nuevos retos. No son pocos. En las Proves Cangur que organiza la Societat Catalana de Matemàtiques, los participantes siempre suelen superar los diez millares; y el pasado sábado se entregaron los premios del concurso anual FEM Matemàtiques en Salou, que prepara la Federació d'Entitats per a l'Ensenyament de les Matemàtiques a Catalunya, en el que participaron 9000 alumnos y alumnas de sexto de primaria y del primer ciclo de la ESO. En el caso de Lluís, 3334 estudiantes de primero de bachillerato se presentaron en la competición. Quedar por encima de tantas personas le da un poco de vértigo: "Ha sido una sorpresa, aunque sabía que podía quedar entre los veinte primeros", admite tímido. En casa se preparó resolviendo las pruebas de los últimos tres años y la puntuación que obtenía era buena. Sobre un total de 150 puntos, este alumno del Jaume Balmes ha alcanzado 130.
En el aula las matemáticas se le dan igual de bien –tanto como la física o la filosofía, su otra asignatura preferida–, aunque los ejercicios que plantean las Cangur son bien distintos. "Son respuestas cerradas y no tienen tanto que ver con lo que aprendemos en clase, son unas matemáticas más intuitivas, has de imaginar e improvisar", afirma. Le interesa esta materia, pero entiende que otras personas no las puedan ni ver: "Son difíciles". Antes de pensar en su futuro, después del instituto tiene un importante objetivo: acabar con éxito el trabajo de investigación de bachillerato que prepara con otros compañeros, acerca de los números primos. El año que viene volverá a presentarse a las Cangur. Que haya suerte.

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