Alejandro Garzón, al que vemos en la imagen, presentó el examen de  admisión de la Universidad de Antioquia sin mayor ambición que estudiar  los primeros semestres de ingeniería de telecomunicaciones, para  repasar, a sus 50 años, y a punto de jubilarse, las ecuaciones  diferenciales, el álgebra lineal y otros cálculos que no ve desde hace  dos décadas. 
De paso, este profesor de matemáticas en  Puerto Berrío, Magdalena Medio antioqueño, quería refrescar la memoria  para poder explicarle las dudas que se le presenten a su hijo menor,  Andrés Felipe, que comenzará a estudiar ingeniería civil en Medellín. Lo que no esperaba Garzón era obtener el  mayor puntaje entre 33000 aspirantes que presentaron la prueba el  pasado 3 de mayo. Todos tenían la esperanza de hacerse a un cupo para  cursar cualquiera de los más de 80 pregrados que ofrece la segunda  institución de educación superior más grande del país. La sorpresa de esa hazaña se la llevó  cuando regresó a Puerto Berrío a dictar clases, oficio que ejerce desde  hace 31 años, y lo llamaron a decirle que su puntaje de 91,67 (sobre  100) era el más alto. 
Del examen de 80 puntos, Garzón sólo erró  en nueve de comprensión de lectura y dos de razonamiento lógico. Para  resolver la prueba, distinta cada semestre, se tomó las tres horas que  se otorga para solucionarla. 
¿Y cómo lo hizo? "Al principio estaba  nervioso pero comencé a leer las preguntas y me parecieron relativamente  fáciles; entonces, me tomé confianza y empecé a resolverlas  metódicamente, consciente de cada operación o de cada frase que leía",  cuenta con humildad Garzón, que era el único con canas en el salón donde  presentó la prueba. 
Además, el Concejo Municipal de Puerto  Berrío exaltó la historia de esfuerzo de Garzón, proveniente de una  familia humilde de ocho hermanos, y quien cultivó sus ganas de aprender y  después de enseñar, desde que estaba en la primaria. Con apenas 8 años, ya se destacaba entre  sus compañeros de clase de matemáticas y el profesor le encomendaba  explicarle a un grupo de ocho estudiantes, que eran los 'más pegados'. 
Primera lección: "Al que quiere celeste,  que le cueste". Garzón comenzó a los 19 años como profesor normalista,  mientras estudiaba licenciatura de matemáticas en la Universidad de  Antioquia. Para lograr su título debió viajar por varios años hasta  Medellín. Cada viernes por la noche y durante ocho horas padecía en un  bus los sobresaltos de una carretera en mal estado, en ese entonces,  para estudiar todo el fin de semana, y después regresar, por el mismo  camino, a trabajar. "Aunque a veces me perdí clases por los  derrumbes constantes", aclara Garzón, a quien sus hermanos, también  profesores, le ayudaban a costear los pasajes. 
Segunda lección: "Nunca es tarde para  aprender". Tras la dura experiencia, a Garzón le quedaron ganas de  estudiar otras dos especializaciones de forma semipresencial: una sobre  ecología y otra sobre gestión curricular. "Nada que ver con las  matemáticas, pero me ayudaban a subir en el escalafón", lo que se  representaba en un mejor salario, frente a su responsabilidad de  'levantar' a tres hijos. Cuando les contó a sus compañeros  profesores que se había inscrito el último día de plazo para el examen  de admisión del semestre que en pocos días entra en curso, no faltaron  los que dijeron: "¿Eso para qué si usted se va a jubilar?". Aún así, él  se mantuvo firme en su decisión de poder estudiar ingeniería, un sueño  que ha tenido siempre. "A todos nos tapó la boca con tremendo  resultado. Ahora le decimos 'el Duro', pues siempre ha sido muy  estudioso y dedicado. Le llegó el triunfo de jubilarse estudiando",  cuenta Julio Loaiza, uno de sus compañeros maestros del Colegio Antonio  Nariño. 
Tercera lección: "El que no estudia se  estanca". Garzón insiste a sus alumnos de bachillerato que todos tienen  las mismas capacidades, pero que de cada uno depende sacarles provecho. 
Consecuente con su enseñanza, obtener el  mejor examen entre miles lo animó a decidirse por, no sólo cursar los  primeros semestres, sino terminar la carrera completa. A Garzón le  confirmó la universidad que por su logro no tendrá que pagar matrícula,  sólo los 1000 pesos del carné, para comenzar el próximo 2 de agosto.




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