viernes, 3 de junio de 2011

Jornadas sobre "Los Problemas del Milenio" en Barcelona (España)


Corrían los años 80 y el matemático británico Andrew Wiles tomó una decisión: enclaustrarse en su despacho y no salir hasta que no pariese una demostración de uno de los teoremas más célebres de las matemáticas, el último teorema de Fermat. El propio padre del problema, el francés Pierre de Fermat, dejó escrita la conjetura en 1637 en un margen de un libro: "Es imposible descomponer un cubo en dos cubos". Y añadió: "He encontrado una demostración realmente admirable, pero el margen del libro es muy pequeño para ponerla".
El margen, en efecto, no daba abasto. En 1993, Wiles salió de su encierro con un manuscrito de más de cien páginas. Había demostrado, más de tres siglos y medio después, el último Teorema de Fermat.
"En la Hipótesis de Riemann no ha habido progresos importantes en los últimos cien años", resume Pérez Marco, que investiga en el Centro Nacional de Investigación Científica francés. "Nadie dice que trabaja en los Problemas del milenio. Se trabaja de forma discreta. Cada uno en su rincón", dice. "Hay miedo al fracaso", confiesa Javier Soria, organizador de las jornadas para la Real Sociedad Matemática Española. "Nos enteraremos de la resolución de un día para otro. Nadie dará pistas", subraya. Vicente Muñoz, de la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en la Conjetura de Hodge y no le sorprendería que en España se resolviera alguno de los seis problemas del milenio. Él niega que esté trabajando en ello. "Creo que la conjetura de Hodge y la hipótesis de Riemann serán las primeras en resolverse. En 20 o 50 años", barrunta, avanzado el siglo XXI y con ordenadores capaces de hacer miles de millones de operaciones por segundo, sigue habiendo enigmas irresolubles. Son los problemas del milenio, siete rompecabezas escogidos en 2000 por el Instituto Clay de EEUU, que ofrece un millón de dólares al matemático que resuelva uno de ellos. El ruso Grigori Perelman lo consiguió en 2002 y rechazó el dinero. Un pequeño ejército de matemáticos de élite se enfrenta en todo el mundo a los seis problemas que quedan. También en España. Y, como hizo Wiles, prácticamente en la clandestinidad.
Algunos de ellos, según un secreto a voces, se encuentran hoy en la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Barcelona, en la clausura de unas Jornadas dedicadas a los Problemas del Milenio. El objetivo es animar a los jóvenes investigadores a hincar el colmillo en estos superproblemas. Sus aplicaciones, en muchos casos, son imposibles de adivinar. Gracias a los avances en geometría diferencial en el siglo XIX, Albert Einstein llegó a su teoría de la relatividad entre 1905 y 1915. Y gracias a ella EEUU mató a más de 200000 personas en Hiroshima y Nagasaki.
"Si yo estuviese intentando resolver un problema del milenio, no lo diría", admite con sorna Ricardo Pérez Marco, uno de los mejores matemáticos españoles. Es uno de los mayores expertos en la Hipótesis de Riemann, formulada en 1859. Generaciones enteras de matemáticos han muerto sin desenmarañarla. Su enunciado dista mucho de ser un acertijo del estilo "¿cuánto cuestan 12 sardinas y media a peseta y media la sardina y media?". La hipótesis afirma que "la parte real de todo cero no trivial de la función zeta de Riemann es 1/2". Hasta los matemáticos de otros campos ponen cara de póquer.



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