domingo, 4 de febrero de 2018

II Encuentro de Mujeres Matemáticas en América Latina: énfasis en la competitividad



Entre el 22 y el 26 de enero de este año, se realizó en Valdivia el II Encuentro de Mujeres Matemáticas en América Latina, organizado por el Colectivo de Mujeres Matemáticas en Chile y otras académicas. El primero de estos eventos tuvo lugar el 2016 en Oaxaca, México. Ambos congresos contaron con el apoyo del Committee for Women in Mathematics, así como de organizaciones locales. Al congreso de Valdivia asistieron más de 80 participantes, procedentes de Chile, Argentina, Uruguay, Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia, Nicaragua y México.
Este tipo de reuniones, a diferencia de los eventos tradicionales de matemática, congregan principalmente a mujeres. Mujeres dedicadas a la disciplina que se encuentran en distintas etapas de su carrera, ya sea como estudiantes, postdoctorantes o académicas, así como a profesionales de las ciencias sociales especialistas en temas de género. Otra característica que contribuye a su particularidad, son las actividades que ahí se desarrollan. En el encuentro de Valdivia, un cuarto del tiempo estuvo dedicado a charlas de ciencias sociales, en las que se abordaron tópicos como las brechas en las pruebas estandarizadas de matemáticas, feminismo y ciencia, masculinidad en la academia, entre otros. El resto del tiempo se distribuyó entre un par de talleres, una mesa redonda y las charlas de matemática, que suelen copar la programación de los congresos del área.
Para entender la pertinencia de este evento, hay que considerar que la matemática se desarrolla frecuentemente en ambientes muy masculinos, tanto en lo relativo a la escasa proporción de mujeres investigadoras, como en lo que concierne a las dinámicas propias de la comunidad que ejerce esta disciplina. El sociólogo Bernard Zarca documentó este hecho en Mathématicien: une profession élitaire et masculine, donde describe al medio matemático francés como elitista, jerárquico y masculino. El panorama chileno no es muy diferente, como queda de manifiesto al revisar la proporción de proyectos de investigación adjudicados a mujeres.
El fenómeno antes descrito tiene consecuencias tales como falta de modelos para las estudiantes, baja preferencia de carreras STEM por parte de mujeres, deserción a nivel de postgrado y aislamiento entre las que desarrollan la profesión. La realización de un encuentro como el de Valdivia contribuye a mitigar esta situación creando redes de mujeres matemáticas, ofreciendo a las más jóvenes diversidad de modelos y, a través de los talleres y las charlas de género, entregando herramientas para que puedan comprender y abordar de mejor manera la situación de “minoría” en esta comunidad.
Las asistentes a este Congreso, en particular las más jóvenes, valoraron enormemente la posibilidad de compartir con otras mujeres matemáticas de la región, así como de acceder a charlas y talleres que iban más allá de su ámbito de especialización. En particular, fue muy significativo que matemáticas reconocidas, como Carolina Araújo y Alicia Dickenstein, se refirieran a las dificultades que han ido encontrado en el desempeño de su carrera, y cómo han logrado sobreponerse. Esto cobra relevancia si tomamos en cuenta que hay una tendencia a mitificar a quienes se destacan en matemáticas, con el riesgo de que la disciplina sea percibida como inaccesible, sobre todo por parte de niñas y mujeres.
A modo personal, me gustaría agregar que reforcé aún más la convicción de que no basta con que mas mujeres ingresen a espacios masculinizados, como son la matemática o la academia en general, si no que también, es necesario cuestionar las prácticas de estos, como es por ejemplo el énfasis puesto en la competitividad.
Esperamos que el III Encuentro de Mujeres Matemáticas en América Latina, a realizarse el 2020 en Colombia, nos entregue aún más para discutir y reflexionar.


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